Llegó Marzo Catorce; los medios están expectantes; los blogs (como nosotros) listos a reunir, organizar, procesar y difundir la información que surja del evento; Samsung parece tener todo listo y había sido celoso con las filtraciones; el video teaser cumple con su función de avivar la expectativa, el deseo y las ganas; es el sucesor del celular más exitoso en la historia del mercado junto con el iPhone… Y aún así no siento la emoción que me inundó en otros años.
Samsung tendrá que cumplir su promesa de que su nuevo flagship sea lo mejor que se haya creado “desde que se invento la TV a color” innovando y mejorando muchos aspectos más allá del nuevo procesador Exynos Octa si quiere de verdad cautivar mi atención y la de muchos otros analistas quienes vemos con cierto escepticismo que el nuevo flagship de la empresa coreana pueda dejar una huella tan profunda como la que otrora hiciera el Galaxy S II.
Las filtraciones recientes que han surgido me han dado más razones para no sentir la alegría de otros años. El diseño en poco o nada se diferencia de lo que vimos en el Note II salvo tal vez los bordes en los costados y alguna ubicación especial de los sensores en la parte superior; por lo demás seguirá las líneas estéticas establecidas con el Galaxy S III que poco han gustado a pesar de las multimillonarias ventas del equipo. Los materiales, tema en el que Samsung ha sido fuertemente criticado, a pesar de no haber sido filtrados parece ser que poco cambiarán y seguiremos con esa sensación plástica al tener uno en nuestras manos.
Las especificaciones internas parece que irán acordes con el siguiente cambio en la carrera de las especificaciones técnicas: cámara de 13 megapíxeles, pantalla full HD, procesador de ocho núcleos (lo más sobresaliente), Android 4.2 Jelly Bean (finalmente en un Samsung), NFC, la última versión de Bluetooth, WiFi a/b/g/n, todos los radios 3G y 4G/LTE.
Si el anterior panorama se cumple, el único aspecto que le quedará a Samsung para descrestar será el de las tecnologías y servicios agregados, es decir, lo nuevo que pueda ofrecer TouchWiz, mejoras en el software de procesamiento de fotografía y esas otras funciones y desarrollos que le dan un plus y una distinción a los teléfonos de la marca coreana.
Pero…
Dichas funciones y desarrollos tendrán que ser algo serio y no simples gimmicks o cosas poco útiles (léase útiles de verdad) como AirView y similares. Yo espero que Samsung saque a relucir herramientas con verdadera utilidad práctica (del tipo Smart Stay para arriba) producto de un enorme trabajo (que debería tener) con Android y no una nueva y monótona iteración
No me malinterpreten. Por supuesto que deseo que Samsung éste 14 de marzo me deje con la boca abierta y me haga retractar de éstas palabras que consigno en ésta entrada, que me haga gastarme los ahorros en éste nuevo teléfono y no dirigirme a escoger el HTC One, esperar el X Phone o aburrirme hasta el Nexus 5. Pero hay que ser duro y exigente como consumidores informados que somos.
Samsung tiene que comprender que ser el jugador más importante en un mercado duo-polizado como lo es el de los dispositivos móviles (sorry WP8, BB10, Ubuntu, Firefox OS) implica correr riesgos y asumir las responsabilidades que emanan de estar a la vanguardia (lo que Olli-Pekka Kallasvuo no hizo con Nokia por allá en 2007) en un espacio con tan constantes cambios como éste.
Todo está en manos de Samsung. Pero por ahora… El Galaxy S IV no me emociona.