Facetime es una de esas opciones de iOS que pocas personas parecen usar. Posiblemente porque nos sentimos más cómodos hablando (sin que nos vean) que haciendo una videoconferencia o porque a diferencia del iPod o el iPad, Facetime no tiene una aplicación dedicada en el iPhone y abrir una videollamada exige varios pasos [abra la aplicación de contactos, vaya al contacto, seleccione facetime, seleccione a qué número o correo quiere llamar].
Sin embargo, Facetime es extremadamente poderoso (mucho más que Skype o Google Hangouts) pues está embebido en nuestros dispositivos y porque después de mucho luchar, Apple logró que los operadores celulares permitieran su uso sobre 3G / 4G (algunos operadores aún imponen restricciones de uso). Pero además porque aunque es un sistema cerrado a usuarios de Apple, es un sistema transversal que sirve en Desktops, Laptops, iPads, iPhones y iPods sin distinción.
En estos días lo hemos venido usando más de lo normal en mi casa porque mi hijo está de viaje fuera del país y estuvo enfermo un par de días. Fue una enfermedad que obligó a que lo llevaran al médico, le mandaran medicamentos y estuviera en cama, junto a otro de sus amigos quien sufría de la misma “peste bubónica” que él.
Y aunque no pudimos estar con él durante su enfermedad, sí pudimos “estar ahí”. Una cosa es llamar por teléfono y oirlo, enfermo, tosiendo, quejándose, convaleciente. Pero una muy diferente es poder ver su cara, sus ojos, que a pesar de la enfermedad brillaban con amor cuando nos veía a nosotros. Una cosa es oir una voz, otra es ver una cara. Ese es el poder de Facetime: el de acercarnos con nuestros seres queridos de una manera sencilla y natural.
Ayer me di cuenta, de primera mano, de otro caso de uso en el que Facetime es inmensamente poderoso. A mi lado, en la sala de espera, estaba una joven sordomuda esperando su avión. Sacó su iPad y llamó a sus padres por Facetime. Sin poder hablar o escuchar, se comunicó con ellos como lo hace a diario cuando están juntos: por medio de señas. Apenas la vi me quedé pensando “como harían en el pasado para comunicarse cuando no estaban juntos?” A punta de correo o chat, me imagino; pero no es igual. No es lo mismo DECIR Te Amo o Te Extraño (con palabras o señas) que escribirlo.
Ese es el poder de Facetime: el de abrir opciones de comunicación para millones de personas que antes no tenían como conectarse con sus seres queridos. El de abrir mundos, el de traer experiencias, el de incluir.
Y lo mejor, sin importar la distancia