Para nadie es un secreto que la fiebre por los dispositivos móviles está revolucionando la manera en que interactuamos con nuestros trabajos, nuestros colegas y nuestras responsabilidades laborales y personales. Pero esta revolución comprende un cambio cultural y una adaptación a cambiar nuestras interfaces, pues realmente no estamos cambiando nada más. El uso de tablets o smart phones es solo un cambio de interface para hacer lo mismo que hacíamos antes.
Nuestros abuelos, nacieron en burro o en el espectacular Modelo T del Sr. Ford y acabaron en jet con un solo objetivo: transportarse de un punto A a un punto B. Nosotros nacimos con telefonía fija y cartas por correo y vamos en celulares y iPads, pero el fin es el mismo, comunicarnos. Ellos vivieron la era de la revolución industrial, nosotros la era de la información, en la cual la manera en que nos comunicamos es la que cambia; la necesidad es la misma.
La fiebre por la marca de la manzana y todos sus seguidores hacen que cada día sea más frecuente ver tablets en manos de todo tipo de personas. Todas estas personas tienen un objetivo común: comunicarse de manera más eficiente, rápida, liviana y sencilla. Pero su objetivo de comunicarse no ha cambiado.
Sin embargo, también es común ver cómo al menos el 70% de estas personas reducen dramáticamente su uso una vez se les pasa la fiebre por el aparato y acaban en manos de sus hijos (para los hijos pequeños hasta 7 años existe un dispositivo excelente llamado el Innotab de V-Tech), nietos o sobre la mesa de noche. Los pobres aparatos sufren al ver que después de tanta ilusión y en algunas ocasiones hasta ahorro, no los vuelven a ver, si mucho los manipulan una vez al día o los tienen para ver fotos.
Cuando compré mi iPad, tenía claro que debía facilitarme la vida, hacerla más sencilla y más liviana, estaba buscando un canal de comunicación diferente al laptop por lo tanto la inversión debía tener un retorno personal y laboral. Para cumplir ese objetivo debía buscar la manera de cambiar la interface que utilizo para comunicarme como lo venía haciendo. Si bien un iPad no es tan potente como un laptop, con las aplicaciones correctas tiene todas las funcionalidades para ejecutar cualquier tarea personal o laboral de la misma manera que un laptop.
Entonces, debo decir que el secreto radica en un cambio cultural y en las aplicaciones que se usa. El cambio cultural es lo primero que debemos atacar y es desligarnos del viejo laptop, dejarlo en la casa o en la oficina. Esto se logra entendiendo qué es lo que más hacemos en nuestros PC’s, buscar las aplicaciones que nos briden esa funcionalidad, probar y practicar.
Las Aplicaciones
Dropbox, DocsToGo y Cloud On:
Más que poder tener un editor de Office en el iPad o iPhone, el gran valor de estas aplicaciones combinadas es olvidarse del disco duro, el CD o incluso la memoria USB. Logré optimizar mis documentos y hoy manejo todos mis archivos importantes (no la basura que guardamos por si acaso y nunca vemos) en Dropbox. Esto me permite tener 100% de acceso a las últimas versiones de todos mis documentos, en el iPad el iPhone o cualquier computador con conexión a Internet. Se acaba la historia de cargar el computador para ver el documento que está en el disco duro.
Ahora bien, al momento de utilizar los editores de Word, Excel y PowerPoint, podemos escoger entre dos opciones, DocsToGo (debe ser el Premium edition para poder usar con DropBox) o Cloud On (nuevo release el App Store). Suena el rumor de que Microsoft está preparando una versión de Office para el iPad pero por ahora es sólo eso: un rumor. DocsToGo es mucho más ágil y rápido, el scrolling en la pantalla es muy sencillo, pero tiene funcionalidades limitadas, como macros, copiar y pegar formato etc. Si queremos entones sacrificar un poco de rapidez a cambio de funcionalidad, está Cloud On (gratuito) que funciona como un visualizador de cualquiera de estos tres programas de Office.
Permite toda la funcionalidad de ellos, y en el teclado del iPad tiene flechas para movimiento del cursor, autocorrect, copia y pega formatos en Excel (sí, hasta formatos condicionales!) tiene tecla de Shift, Control, Alt y Tab. Es decir, permite una integración y adaptación de la interface humana casi transparente al Tablet, a cambio de un poco de lentitud y de un riesgo de seguridad que no he podido establecer si es real, pues pareciera que el iPad funciona como un escritorio virtual del documento que está en algún servidor remoto con quien uno no tiene ningún acuerdo de confidencialidad.
Evernote
Es una de las aplicaciones para tomar notas más sencillas que conozco, sin embargo su valor, nuevamente se basa en la movilidad. Con Evernote (la cual ya hemos mencionado en TECHcetera), puedo tomar notas desde mi iPad, iPhone o laptop. Mejor aún, las puedo ver y modificar en tiempo real en cualquiera de esos aparatos y hasta en un computador cualquiera a través de un gadget de Google Chrome para Evernote y para completar las puedo convertir a Tareas de Outlook desde el PC.
Splashtop
Este es tal vez el más interesante de todos y el fin de la necesidad de los computadores portátiles. Splashtop permite al usuario conectarse a su laptop o desktop desde el iPad para manipular y ver archivos, trabajar en Excel, Word, Outlook, etc. Es un escritorio remoto para el iPad por si todavía hay algunos que no pueden vivir sin su PC, pero no quieren andar cargándolo por ahí.
Ninguna de estas tecnologías es algo ultra novedoso que nunca hayamos visto. Lo importante es cómo integrarlas con nuestra vida diaria y buscar lo que todos en el fondo buscamos al comprar una tableta, movilidad y versatilidad sin perder funcionalidad. Al final del día, hacemos lo mismo pero cambiando de interface; ahora volamos en jet, llegamos mucho más lejos y mucho más rápido solo con adaptarnos a las nuevas interfaces y lo más importante podemos integrar en esa movilidad nuestra vida personal con la laboral; tenemos Excel, juegos, Word, fotos, email, etc.
Este documento lo escribí en DocsToGo, hice la revisión ortográfica en Cloud On en mi iPad, lo archivé en Dropbox y lo envié desde mi iPhone cuando terminé de editarlo…