Hace mucho, mucho tiempo, no encontraba un juego que me consumiera de la manera en que Monument Valley me consumió cuando lo jugué esta semana.
Monument Valley es uno de esos juegos en los que uno termina diciendo – en voz alta – “…wow!…” más de una vez y en el que el asombro viene de la belleza, delicadeza y perfección con el cual ha sido diseñado, programado y construido. Usted juega en un bizarro universo vertical (a diferencia del grueso de los juegos que se juegan con el equipo de forma horizontal) en el que usted debe ayudar a Ida, una pequeña princesa, a navegar por 10 niveles que presentan estructuras imposibles que se mueven, giran y rotan creando ilusiones ópticas con las cuales es posible completar los puzzles presentados.
Monument Valley es uno de esos juegos en los que uno termina diciendo – en voz alta – “…wow!…” más de una vez
Monument Valley no es un juego de acción. No hay muerte ni disparos. No hay límites de tiempo, ni instrucciones, ni vidas adicionales. No hay malos a quien ganarle (aunque tuve mis dudas acerca de los cuervos hasta el final del juego). Monument Valley no tiene gráficas de última generación, pero le aseguro que quedará perplejo al ver cómo con un giro lo que usted había visto se ha transformado de la nada en algo completamente diferente, creando nuevos caminos para explorar.
Monument Valley es un juego de estrategia, una especie de rompecabezas tridimensional soportado en la disfunción que existe en presentar en una pantalla de dos dimensiones un mundo tridimensional y los efectos ópticos de dicha dicotomía.
Desde que comenzó el juego me llamó la atención, me cautivó y terminé jugándolo con mi hijo de comienzo a fin en una sola sentada. Su curva de aprendizaje es rápida, ofreciendo un nivel de dificultad bajo en los primeros niveles lo cual permite al jugador rápidamente entender la mecánica de este universo y la meta que Ida persigue y en la cual uno debe ayudarla. Sin palabras, con muy pocos textos y sin mucha presión el juego nos hace entender que Ida tiene una misión importante y que nuestra ayuda es fundamental para que la complete.
Con cada nivel, la complejidad de los puzzles crece, se aumenta e involucra elementos adicionales que generan no sólo más expectativa sino más sorpresas a los jugadores. Todo acompañado de una banda musical que le agrega una experiencia sensorial tan apropiada que usted puede perderse en el tiempo y darse cuenta que se le fue la tarde en el mundo de Ida. Es más, mi recomendación es que juegue Monument Valley con los audífonos puestos pues el detalle de los sonidos es casi tan profundo y mágico como el detalle de las ilusiones ópticas presentadas por las gráficas.
Lo único que no me gustó fue la sensación que tuve cuando terminé el juego. Fue un vacío extraño, un sentimiento de “quiero más” que me llevó a explorar el menú inicial en busca de niveles adicionales, que pudieran estar ocultos en algún lado. Espero que el equipo de ustwo esté trabajando en una actualización que nos traiga niveles adicionales pues la verdad es que es un juego muy divertido.
Monument Valley es un juego de pensar; de explorar; de mover; de girar; de halar; de oprimir; de engañar el ojo humano y su percepción de las imágenes.
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Está disponible para iOS en el App Store por USD 3.99 y aunque el precio es algo elevado para el promedio de los juegos que hay en la tienda, creo que el trabajo que los desarrolladores y diseñadores del juego han hecho justifica con creces la inversión. Es más, pueden ser los 4 dólares mejor invertidos de la semana. El juego ha ganado tanta popularidad en la semana que se ha coronado como la aplicación paga #1 del App Store en Estados Unidos y otras geografías.
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Es muy buen juego, aunque muy corto. Espero que publiquen nuevos niveles. De lo contrario no me parece tan buena inversión.