El caso de uso de los dispositivos móviles se ha extendido, a tal punto, que ahora nos acompañan desde cuando nos levantamos hasta cuando nos acostamos (incluso durante el sueño), en todas las actividades del día. Por extraño que parezca, hay algunas personas que los usan hasta en el baño; no en balde mucho fabricantes como: Sony, Samsung y otros han incluido características que los protegen de las salpicaduras e inmersiones completas bajo el agua en sitios como piscinas o ríos.
Pero dado el uso y el abuso, las marcas han empezado a hacer hasta lo imposible por optimizar el consumo de energía y así poder evitar el actual cuello de botella causado por el consumo de energía. Tal como lo decía Andrés Waldraff el día de ayer: “es cierto que las baterías han mejorado susceptiblemente su duración. No nos damos cuenta porque cada vez cargamos más sensores y funciones sobre nuestros dispositivos. Pero la batería sigue manteniendo la misma duración. Nuestros celulares de hace 10’ años, únicamente necesitaban conectarse a la red telefónica inalámbrica. Hoy, con una duración de batería algo degradada, adicionalmente conectamos datos, GPS, bluetooth, NFC, y permanecemos pendientes de la pantalla con notificaciones, conversaciones, navegando, etc…”
Debido a lo anterior muchos fabricantes han tomado diversos enfoques, algunos más validos que otros, dependiendo del caso de uso de cada usuario. En los últimos años los dispositivos móviles han sufrido varios cambios para optimizar el manejo energético: el uso de procesadores de bajo consumo, la forma de recibir la energía (de manera alámbrica y/o sin cables); y a nivel de carga, las baterías no sólo han crecido a tal punto que ya es casi una norma por parte de los usuarios de Android, el preferir los dispositivos con capacidad de carga mayor a 3000 mAh (a excepción del HTC ONE -M8-).
En mi experiencia personal, he probado SmartPhones con baterías inmensas; pero igual, durante un evento como el #CES2015 donde se hacen tweets, cargas en Facebook, notas de voz y/o video y hasta interconexión WiFi con otros dispositivos como lentes o cámaras externas, no hay batería que aguante el ritmo!.
Pensando en esos casos críticos, Qualcomm (fabricante de chipsets para la tecnología móvil CDMA y W-CDMA) ha impulsado la iniciativa “Quick Charge 2.0” para dispositivos con procesadores Snapdragon, que permite cargarlos en un tiempo hasta 75% más rápido que el usado tradicionalmente hasta el momento. Para usar esta maravilla se necesita que tanto el teléfono como el cargador sean compatibles con “Quick Charge 2.0”.
Esta tecnología tiende a mantener la integridad del dispositivo al acelerar al máximo el proceso de carga de la batería cuando se encuentra prácticamente agotada, pero baja la intensidad a medida que se está llegando al tope de capacidad para evitar cualquier daño en la misma. Por lo tanto, varios de los dispositivos compatibles pueden recargarse a un 75% de su capacidad total en un tiempo equivalente a 30 minutos.
Así, pues, todo depende del caso de uso: para los que prefieren preservar la batería usándola al mínimo aquí están todos los consejos del caso para dispositivos iOS o Android; pero, para los que no pueden darse ese lujo, dada su línea de trabajo o afinidad por las redes sociales, pensar en un dispositivo compatible con “Quick Charge 2.0” podría ser una buena idea.