Hace un par de años me encontraba en San Francisco, estaba caminando por el Barrio Chino y había uno de estos lugares en los que ciertas mujeres entusiastas de la gimnasia, pero que se alejan de los cánones convencionales y más bien prefieren la versión de tubo vertical para demostrar sus habilidades, se reúnen para entrenar, juro que no pasé de la puerta (dedos cruzados), porque lo que más me llamó la atención estaba en la entrada, era un aviso de las prohibiciones para los visitantes, decía “No Flip Flops (No Chanclas o Sandalias), No Cameras, No VCR ( Cámaras de Video), No Google Glass, como podrán imaginar esta última advertencia fue toda una revelación, el futuro estaba a la vuelta de la esquina si lo último en wearables está prohibido en un sitio así.
De ahí todo fue un torbellino de noticias y de deseos frustrados, todo el mundo quería tener unas, los pocos que, en eventos o ferias tecnológicas, podían probarlas se tomaban inmediatamente una selfie y adiós foto familiar o gato adorado, la nueva foto de perfil de Facebook los mostraba como pioneros que ya usaban el último grito de la tecnología del momento, eran tiempos dorados aquellos días en 2013.
Sin embargo, algo pasó o más bien, nada pasaba, oías de las Google Glass en la semana de la moda en Londres, o temblabas de emoción porque Ray-Ban había firmado un trato para producirlas, aún más, ya existía la primera película porno filmada con Glass y sin embargo ¿dónde &%%&$%$&! estaban?, nadie las encontraba, hasta no faltó el aventajado que sacó solo la carcasa para que te vieras cool por 14 USD, pero los meses pasaban y nada que salían al mercado, finalmente su llama se fue apagando y nunca más se volvieron a ver titulares sobre esta maravilla tecnológica, ¿por qué?. No es que el mundo no estuviera preparado para ellas, es que no las quería, consideraciones como las del sitio de pole dance preocuparon a muchas personas ,¿qué podrías pensar de una ciudad entera registrándolo todo en todo momento?, ¿si hasta la conversación más privada se viera en peligro por las glass?, bueno y también no olvidemos que después de la alegría de usarlas, lo segundo que reportaban sus usuarios era un dolor de cabeza que ni el guayabo de cherrynol igualaba, además de un pésimo rendimiento de batería, la necesidad constante de estar conectadas a un celular, pocas apps y un precio estimado de venta de 1.000 USD, que selló el destino de estas gafas, en 2014, Google decidió cancelar el proyecto con más pena que gloría.
No obstante desde hace algún tiempo aparecen insistentes reportes que hablan sobre el retorno de las Glass; ahora con un giro y es que van a ser usadas exclusivamente en lugares de trabajo como fábricas u hospitales, con mejores procesadores y la capacidad de ajustarse a casi cualquier par de gafas, serán herramientas de eficiencia, al parecer atrás quedaron los días de la semana de la moda. Si me perdonan la analogía, quisieron ser el siguiente iPhone y ahora vuelven como un Avantel.
¿Qué opinan, hay lugar en el mundo para las nuevas Glass?
Andrés Felipe Sánchez
@innovandres