El debate acerca del uso de los datos personales es un tema apasionante. En el escenario actual, la conveniencia compite directamente contra la privacidad. Las empresas se dirigen, sin lugar a ninguna duda, hacia un futuro en el cual necesitan capturar mas y mas información sobre sus clientes. El uso que le deben dar a esa información, esperamos los usuarios, es aprender mas sobre nosotros, sobre nuestros problemas y anhelos, y crear productos hechos a la medida de la situación en que nos encontremos. En la práctica a esto se le llama ”mayor conveniencia para el usuario o cliente” y es el fundamento de la competitividad en la era moderna.
En la teoría el riesgo para los clientes y usuarios es muy alto. La tenencia de la información, y mas específicamente la falta de permiso para usarla con ciertos objetivos, se presta para abusos. No es solo llenarlo de correos de spam. Es cobrarle tarifas mas costosas si ud. tiene necesidades no reemplazables. Es usar la información con fines de presionarlo a tomar decisiones que no quiere tomar. Hay un conflicto ético muy grande.
Para algunos países, esta discusión ha tomado un rumbo crítico. Un elemento es común a casi todas las discusiones. El legítimo dueño de la información privada es la persona. Nadie puede usar su información, cualesquiera que sea el propósito, sin su consentimiento expreso. Ante la dificultad de vigilar la complejidad que supone un mundo en donde todos tienen datos de todos, los entes reguladores han optado por impulsar el concepto de ”responsabilidad manifiesta”. Es decir que cada empresario debe tomar las medidas que sean necesarias para demostrar que está usando los datos de sus socios de negocios de una manera ética, honesta y responsable.
Pero a pesar de que los reguladores quieran optar por un esquema de autorregulación, quedan espacios grises. El mas importante de todos es que hacer con la información de los niños. Consideremos, como lo consideran casi todos los marcos legales, que los menores de edad no tienen la facultad de tomar decisiones. Así, es claro que no puede existir consentimiento expreso por parte del dueño de la información. Por ende, al menos entre los países que siguen el marco legal francés, su uso está completamente prohibido. Es decir que en casi todos los países de habla hispana, la captura de información de menores es ilegal con excepción de aquellos usos que la ley determine como permitidos de manera específica.
El uso de la información de los niños no da lugar a ninguna interpretación. No se usan. Punto.
El objetivo de dejar la información de los menores fuera de cualquier alcance es proteger la vulnerabilidad de los mas pequeños. No es un problema que atañe únicamente a las empresas. Como padres de familia tenemos una responsabilidad muy grande de hacer cumplir la ley en este respecto. Hay que actuar bajo los principios base de la ciudadanía digital, aplicando el sentido común y el mejor criterio posible, siempre con el fin de protegerlos.
Claro está que la ley aún no nos ha dado las armas. La legislación tiene problemas para seguir el paso de los avances de la tecnología. Por ejemplo, los abogados todavía están discutiendo sobre cual es la ley que aplica en “la nube” y nos piden que exijamos saber en donde queda fisicamente la información allí alojada y procesada. Los usuarios ya nos movimos de ese problema. El valor de la nube es precisamente que no nos queremos preocupar por esos detalles. Movámonos adelante y pensemos que el problema no es en donde esta alojada, sino que hacemos con esa información. No es tarea fácil poner de acuerdo a abogados globalmente, pero no hay mucha opción.