La llegada del iPod cambió de manera radical nuestra relación con las empresas de medios. La aparición del iPod coincide con un cambio revolucionario en la forma como los consumimos. Estamos cuestionando como consumidores la esencia del negocio. La tecnología está llevando ha sido disruptiva con la labor de los productores, editores y programadores. La verdadera revolución está sustentada en la distribución digital de medios, pero el efecto que veremos será un aumento generalizado de la personalización de los medios que consumimos.
Tomemos como ejemplo la industria de la música. En el pasado, para una casa disquera era necesario tener en su nómina a un genio de la industria, nombres como Phil Spector vienen a la mente, un personaje capaz de compilar 2 o 3 éxitos en un disco de 12 canciones y hacerlo lo suficientemente atractivo para que pagáramos el costo de las 12 canciones aunque sólo quisiéramos 3. Desde luego no necesariamente a todos nos gustan las mismas 3 canciones, pero es evidente que algunas, en realidad la mayoría, de las canciones eran relleno. La consecuencia de el cambio fue una crisis en la industria de la música que la puso al borde del colapso, el modelo de negocio de vender discos de 12 canciones se convirtió en un modelo donde las canciones se venden al detal, y la industria difícilmente se puede permitir producir canciones que no sean un éxito de ventas.
Pasemos al ejemplo de los medios escritos. El periódico es una colección de artículos elegidos por uno mas editores, expertos en compilar noticias que agraden a la mayoría. Aparece la publicación digital y los lectores ya no tenemos que comprar el periódico completo para leer la sección o, exageremos un poco, un solo artículo que nos interesa. Y para hacer aún mas critica la situación, en internet, el escritor ya no necesita tampoco de la plataforma del periódico para llegar a crear una masa de lectores. Si no me cree, explíquese cómo llegó a leer este artículo si no lo encontró en un diario de publicación nacional. Los periódicos, reaccionaron a la situación recortando sus costos, algunos reduciendo su planta de periodistas y un número importante de ellos está al borde de la quiebra. La reacción debió ser la contraria, reforzar su planta de escritores, pues para combatir la situación de manera exitosa, cada uno de los artículos del periódico debió ser un hit. Hoy con la ayuda del RSS que nos trae los contenidos a la pantalla, y con aplicaciones como Flipboard o Zite, que diagraman la información y la presentan de una manera amable, podemos armar nuestro propio periódico en línea.
Ahora apliquemos este mismo modelo a la televisión, que es la próxima frontera de la distribución digital. Hasta ahora el negocio es manejado por unas programadoras y empresas cableras, quienes se encargan de empaquetar y cobrarnos por hacernos disponibles cientos de canales con miles de programas, de los cuales en realidad solo nos interesan unos pocos. Adicionemos a la inconveniencia, que los consumidores estamos obligados a ver el contenido cuando el programador lo hace disponible y en donde lo hace disponible. ¿Recuerda cuando había que correr a casa para ver la telenovela, y así salía de viaje había que dejar a alguien encargado de verla para que nos contara que había sucedido durante nuestra ausencia? El futuro nos trae una plataforma en la cual únicamente vamos a pagar por los programas que nos interesan, y los vamos a poder ver cuando queramos y en dónde queramos. El negocio de las programadoras y las parrillas de cable está amenazado. Algunos servicios empiezan a aparecer para ofrecernos estas caracteristicas, Netflix es uno de ellos, iTunes tambien esta atacando ese nicho, pero hay muchos mas apareciendo. La televisión como la conocemos está amenazada de muerte.
Mis hijos ya no entienden porque no es posible ver una película de Disney cuando ellos la quieren ver, no cuando la están pasando en televisión. Tampoco saben lo que es cambiar un DVD, pero esa es una historia que discutiremos mas adelante en otro artículo.
Las empresas en el espacio de los medios se enfrentarán a un dilema muy complejo. Para poder jugar bajo las nuevas reglas tendrán que destruir las bases del negocio que hoy les da los retornos financieros. Y la tecnología le permite a cualquiera entrar a su negocio, sin mayores inversiones de capital o ventajas competitivas en la creación del contenido. Steve Jobs previó esta revolución y a Apple para ser el líder de esta revolución. Son buenos y bellos tiempos para los emprendedores.