Hace poco hablamos sobre la industria de los smartphones y las malas prácticas de los operadores de preinstalar aplicaciones (“Bloatware”), con la finalidad de hacer que algunos usuarios terminen consumiendo servicios que no necesitan y, así, mejorar las estadísticas de ingreso para la empresa.
Lastimosamente, en muchos verticales de la industria tecnológica, se ve como la obsolescencia programada ha permeado la mente de algunos fabricantes que, con el afán de aumentar sus ganancias, terminan forzando a los usuarios a hacer el recambio de los equipos, bien sea haciendo que su funcionamiento sea cada vez más lento, difícil, tortuoso y hasta inexplicable.
Ahora bien, más allá del consumismo, hay fabricantes de impresoras que llevan este concepto de la obsolescencia programada a un nivel ridículo y, “para la muestra un botón” (expresión que denota un ejemplo), Canon, la popular marca que, además de cámaras otros productos vende impresoras, recientemente ha recibido muchas quejas y hasta demandas debido a que algunos de sus modelos multifuncionales de la serie Pixma, aparentemente obligan a los usuarios a tener tinta en los cartuchos para poder hacer uso de funciones que no requieren de la impresión en absoluto. Algunos consumidores piensan que, es posible que de esa manera, el fabricante esté logrando mantener sus márgenes de ganancias a costillas de los consumidores que quieren escanear o hasta enviar un fax, opciones que no tienen relación alguna con tener tinta en los cartuchos.
Pero, al parecer, los problemas de los usuarios no terminan allí, para colmo de males, este tipo de prácticas relacionadas con la obsolescencia programada se han masificado en la industria de las impresoras de diversas formas, como una aparente respuesta cuando las marcas han saturado el mercado y necesitan darle razones a los consumidores para comprar algún nuevo producto (más allá de las funcionalidades con pequeñas mejoras increméntales).
Finalmente, aunque existe legislación al respecto en algunos países, no parece ser del todo eficiente como para proteger al usuario frente a las tretas de los fabricantes, por lo mismo, vale la pena traer a colación la necesidad de investigar ampliamente los pormenores de cada impresora antes de proceder a realizar una compra para no ser una presa fácil.