Es un hecho que los electrodomésticos (hasta los de línea blanca) han dejado de ser como “islas” aislados del resto del hogar. En la actualidad, muchos fabricantes como Samsung, Apple, VTA, Xiaomi, LG y otros, han logrado crear convergencia entre los dispositivos para que estos puedan interactuar entre sí, generando respuestas a las necesidades de los usuarios en la medida que estas se van presentando.
Así pues, marcas como LG han dado un paso a un universo más macro, para pasar de organizar las actividades básicas y suplir necesidades no tan básicas pero insatisfechas hasta el momento, sin perder de vista la seguridad, la confidencialidad de los datos que se van recolectando por medio de todos los sensores y componentes inteligentes que abundan en cada dispositivo con el cual se tiene interacción en la vida diaria.
Ahora bien, todo lo anterior, LG debe hacerlo sin generar fricción, usando interfaces móviles y hasta de asistentes de voz para que la experiencia no resulte tediosa y, mucho menos, inconveniente.
Si se analiza lo anterior por un segundo, el reto va más allá responder a la altura de la situación y del contexto; también, “las Cosas Conectadas” deben se asequibles, economizar energía y recursos ambientales, lo cuál, desde una perspectiva objetiva, resulta ser un “una tarea titánica” hasta para una compañía del tamaño de LG.
Amanecerá y veremos si realmente LG logra masificar el ecosistema de ThinQ y adaptarlo a un estándar más abierto como el “Matter”, un paso necesario que la industria viene prometiendo desde hace años pero, nada que llega a ser una realidad en el mercado.