La semana pasada leí en la prensa como el Presidente Santos solicitaba al Ministro Molano que tomara acciones inmediatas para mejorar la calidad del servicio celular en el país. Le da a uno hasta risa pensar en el Presidente hablando con algún general o ministro y que la señal se caiga en medio de una decisión crucial, por ejemplo un ataque estratégico o rescate mediático de los que le gustan tanto al actual gobierno. En el transcurso de la semana he escuchado en la radio el debate en múltiples conversaciones con los reguladores y operadores en donde se habla de la capacidad de la infraestructura actual, del espectro electromagnético y la las inversiones necesarias para mejorar el servicio.
Déjenme tratar de explicar un poco de que se trata esa conversación. La infraestructura celular esta compuesta de celdas o zonas definidas alrededor de antenas, que toman la señal de su celular y la llevan a la infraestructura telefónica del país. Mientras uno se va moviendo, el sistema va saltando de celda en celda. Cada celda tiene un máximo de llamadas que puede manejar al mismo tiempo. Si una celda se encuentra en ese máximo, el sistema rechaza la llamada y la misma se cae. Quienes exigen una mejora en el servicio, argumentan que los operadores deben invertir en tener mas celdas para aumentar la capacidad instalada. Hace poco mas de una década cambiamos de un sistema celular análogo a uno digital. La ventaja de este cambio es que permitió la transmisión de datos y no solamente voz, por la misma red. En la medida que el uso de datos ha subido, el uso de espectro electromagnético también ha subido. El espectro electromagnético, la frecuencia de radio (una emisora se consume un pedacito de espectro) o canal que usa su celular para comunicarse, es un bien finito, es decir que tiene una capacidad máxima en el número de teléfonos que pueden usar las frecuencias sin interferirse. Es cuando ud. dice que le escucha mal a su interlocutor, porque se corta la voz. Los operadores argumentan que no tiene sentido incrementar su inversión en celdas, si igual no hay suficiente espacio en el espectro para poner mas teléfonos pues habría problemas de interferencia. Es allí donde radica la importancia de la licitación de 4G, pues trae nuevas frecuencias a los operadores, lo que les permite ganar mas usuarios.
La razón, en principio, la tienen ambas partes. Desde luego, a la hora de solucionarlo todos supuestamente tienen clarísimo que hacer, pero nadie hace nada porque no están motivados a hacerlo. El gobierno en realidad no tiene como medir la calidad del servicio correctamente, así que impone unas multas irrisorias, para evitarse demandas millonarias de los operadores. Desde luego también debe haber una buena ayuda de lobby, desde los operadores, para que eso se mantenga así. Para los operadores sale mas barato pagar las multas que invertir en la red. Entonces la culpa en últimas, es del usuario. No se trata de una conclusión retórica. Es una situación real y es un problema global de la industria de las telecomunicaciones. Las quejas por llamadas caídas en Estados Unidos donde se supone que la cobertura es mejor, se cuentan también en millones.
¿Donde está nuestro error como usuarios? Está en la manera como compramos el servicio. Sin hacer el cálculo financiero buscamos que nos “regalen” el dispositivo, para luego dejarnos atar a planes de varios años que nos amarran a las condiciones leoninas del operador. Si yo fuera el regulador, obligaría a los operadores a separar completamente el negocio de vender servicio celular de el negocio de vender dispositivos. Porque para mí, el problema está en el falso subsidio que ofrecen los operadores para atarnos a sus condiciones desde los equipos. Haga el cálculo. Tome el costo total del equipo sin subsidio, divídalo en 24 cuotas y súmelo al costo del plan de minutos y datos que ud. necesita (no el que compra para que el equipo le salga barato). Luego compárelo contra el plan que está a punto de comprar. Verá que la diferencia es definitivamente menor al sobrecosto en los planes que le ofrecen. Mejor aún, al no existir la atadura a los planes, y con la existencia de la portabilidad numérica, los operadores se verían obligados a competir ofreciendo valor por la calidad de su servicio, por servicios agregados o simplemente por precio. El poder está en manos del usuario. Si suficientes de nosotros, incluido el Presidente, hiciéramos ese cálculo, y evitáramos comprarle planes “amarrados” a los operadores, la calidad del servicio de inmediato subirá. Para un operador siempre es mas barato sostener un usuario, que ganarlo o recuperarlo. De esta manera solo nos podrían sostener o bajando el precio o mejorando el servicio.