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Ciudades Creativas: ¿Una posibilidad de desarrollo para Colombia?

La creatividad de ha convertido en un nuevo tipo de demanda moral. En las sociedades post-modernas, todos debemos…

La creatividad de ha convertido en un nuevo tipo de demanda moral. En las sociedades post-modernas, todos debemos explorar nuestro genio creativo para poder afrontar las constantes cargas de innovación y novedad que las nuevas tecnologías y dinámicas sociales nos imponen. La creatividad ha dejado de ser una condición exclusiva del artista y se ha instalado en la ciudad y las practicas diarias de todos sus ciudadanos. Estudiantes creativos, trabajadores creativos, padres creativos, e incluso novios creativos, todos, de una u otra manera, hemos tenido que experimentar y usar nuevo conocimiento para dar respuesta a la incertidumbre e inestabilidad tan propias de los tiempos contemporáneos. En este contexto, ha surgido la teoría de las ciudades creativas como una alternativa para el desarrollo urbano; con ella los factores tradicionales de riqueza – ej. tierras, materias primas, condiciones geográficas ventajosas, inversión extranjera, etc – pierden protagonismo para dar paso a factores de naturaleza más simbólica/cultural/estética como son los niveles de tolerancia, diversidad y cooperación de una ciudad. A partir de estos factores culturales y estéticos, es que la teoría de las ciudades creativas plantea las nuevas formas de desarrollo y generación de riqueza urbana.

La teoría de las ciudades creativas resulta muy provocadora por varios motivos. En primer lugar, explica el problema del desarrollo NO desde las posiciones tradicionales de la política y la economía, sino que lo mira desde el arte y la cultura; dicha visión se carga de estética y tecnología digital. En este sentido, nos dice que hay que comprender que el Internet y el computador no sólo transformaron las múltiples formas de hacer negocios y política, sino que esencialmente, han cambiado las formas como entendemos y sentimos al mundo y a nosotros mismos; es decir, han transformado nuestra cultura.

Lo anterior es fundamental para problematizar el desarrollo urbano, pues si la cultura se transforma – como efectivamente siempre ha sucedido -, lo deseable e importante, es decir el objetivo de desarrollo, también lo hace. En las ciudades creativas no siempre será la acumulación – de carros, plata, casas, mujeres, etc – lo que guie nuestros comportamientos; no siempre buscaremos la mega-construcción de autopistas y rascascielos para demostrar progreso y adelanto; y no siempre será la rumba exclusiva, el trago caro y el consumo descontrolado la única posibilidad de diversión. Incrementar los niveles de diversidad, tolerancia y cooperación es lo que realmente nos debe preocupar; dichos factores sirven para imaginar nuevos mundos, ser creativos y descubrir nuevas posibilidades del ser humano.

De otro lado, la teoría de las ciudades creativas redefine poderes y saberes. Ya no se trata de tener la razón o de estar en lo cierto; no son el conocimiento y la ciencia la única autoridad, ahora el arte y la sensación también se convierten en modos validos de aprender el mundo. Y si la estética es una guía aceptada y valorada para el comportamiento, entonces las verdades absolutas desaparecen y las libertades se amplían y multiplican. ¿Y el papel de la tecnología?, sin duda, uno central, pues sin Internet, sin la democratización del sentido y la información, este discurso sería simplemente eso, un discurso. Es sólo a través de una plataforma de comunicación global, democrática y de bajo costo, que esto se hace pensable y posible.

Apenas estamos empezando a visualizar las grandes oportunidades que representan las nuevas tecnologías informáticas; depende de nuestro ingenio y “creatividad” la utilidad y los beneficios que podamos obtener de ellas.

Entonces, de esta manera, podría ser posible que en nuestras ciudades creativas colombianas por fin comprendamos que lo que todos queremos no es siempre lo mismo, es más, que no todos somos lo mismo; que la diversidad y la diferencia son valiosas condiciones innatas a lo humano, y que la creatividad más allá de ser formulas complejas exclusivas de los grandes laboratorios y centros de pensamiento en EE.UU y Europa, es algo que nos habita en nuestro diario vivir, y que potencialmente puede dar solución a los muchos problemas urbanos de nuestro país – que apropósito, sólo nosotros conocemos y sentimos -. Problemas locales requieren soluciones locales. En este sentido, lo creativo ya no se puede desligar de lo estético y lo tecnológico; Internet también es cultura.

Así, finalmente, Llinas se complementa con Veloza.

 

Sebastian Santisteban

@SebastianSantis

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