Tengo 3 confesiones que hacerles:
La primera es que me demoré – me resistí en realidad – en entrar a la moda de los emojis. Fue hasta hace poco, de pronto un año, que cedí a la presión grupal ejercida por mi esposa y mi hija (y su constante uso de gifs en nuestros chats) que di el brazo a torcer.
La segunda es que ya no puedo vivir sin ellos. Nada que hacer. Los uso para todos. Desde emojis “improvisados”, así ¯\_(ツ)_/¯ hechos con caracteres tradicionales, hasta emojis “de teclado” ?, un poco más elaborados y “pro” .
Cada día les encuentro más usos y es recurrente encontrarme en una situación en la que siento que responder con un emoji a un chat e incluso a un email es más completo, conciso, sucinto y efectivo que responder con palabras, incluso en conversaciones de tipo profesional (¿no es más fácil escribir ?? que “perfecto” o “muy bien” o incluso “ok”? No es más claro escribir ? que “jajajajajaja” o “que risa”? ). Una imagen vale más que mil palabras y, por lo menos en mi caso, un emoji también.
Y parece que no soy el único. Solo hay que mirar la proliferación de teclados de emoji y el mismo hecho de que entidades como el Oxford Dictionary hayan escogido como palabra del año a una de estas pequeñas imágenes para entender el impacto que están teniendo en nuestra forma de comunicarnos.
Mi tercera confesión es la que más me preocupa. Este gusto por comunicarme a través de imágenes está mutando y me está volviendo adicto a los Gifs animados. Si, así como lo leen. Fui de los últimos en adoptar el lenguaje de los emojis pero soy de los primeros en dar el siguiente paso y ahora que gracias a GBoard, el nuevo teclado de Google para el iPhone, puedo encontrar y meter Gifs en mis conversaciones de una manera sencilla y sin salir de la aplicación que esté usando, y que Slack (nuestra herramienta corporativa de mensajería) permite la inclusión de Gifs animados por medio de pequeños bots, no puedo parar.
¿Por qué ser tan planos? ¿Por qué ser tan aburridos? ¿Por qué no meterle un poco de dinamismo, vida y humor a la conversaciones diarias? Claramente en un documento más formal ni los emojis ni los gif tienen cabida. Pero no nos digamos mentiras. Cada día que pasa nuestras comunicaciones son menos formales, menos estructuradas. La inmediatez a la que nos ha llevado la revolución móvil + la del Social Media poco a poco ha venido alterando, entre otros, la manera en que nos comunicamos.