La semana pasada fue muy difícil en Colombia. Un par de ataques terroristas, parte de una escalada de violencia, generaron desazón entre quienes vivimos en este pais. Si les interesa el tema, pueden encontrar todo tipo de opiniones y especulaciones al respecto, en medios de opinion diferentes a nosotros. No era, ni nunca fue de mi interés, opinar al respecto, hasta que la tecnología se vió involucrada.
El viernes en la tarde recibí via WhatsApp un mensaje grabado, que rápidamente se difundió viralmente. En el, una persona supuestamente “informada”, decía que alguien cercano a las autoridades lo había prevenido acerca de la posibilidad de ataques terroristas en centros comerciales durante el fin de semana.
Escuche aquí el mensaje que recibí via WhatsAPP
El asunto se ha debatido mucho en la noticias. Las autoridades piden calma a los ciudadanos y solicitan hacer caso omiso del mensaje. La situación política actual, mas una memoria colectiva de una época en la cual vivimos bajo el yugo del terror, le brindan veracidad a este tipo de mensajes. El hecho de que los mensajes se difundieran “entre amigos”, solo incrementa la credibilidad del mensaje. Por mi mente pasa la idea de que quienes recibieron originalmente el mensaje son posiblemente médicos compañeros de trabajo y están usando las características de voz de WhatsApp en un chat compartido.
Pero leyendo las recomendaciones que hicieron las autoridades durante el fin de semana, sale a la luz un detalle que las personas del común no sabríamos detectar. Si hay familiaridad entre los receptores del mensaje, como parece haberlo, quien habla muy seguramente habría dicho el nombre de su contacto de alto nivel. Pero no lo dijo. El personaje se quedó en el chisme, lo cual resta credibilidad.
El otro detalle que critican las autoridades, es un comentario acerca de que solo se anunciaron 2 explosiones, pero que en realidad habían sido 4. Las autoridades argumentan que con el uso de las redes sociales, y la pervasividad de la conectividad, hoy sería imposible encubrir un hecho de estas características. Esta segunda opinión fue mucho mas convincente para mi. Aunque hay que decir que la fama precede a las autoridades y brinda credibilidad al terrorista.
Para el usuario del común, como usted o como yo, esta es una linea muy complicada de detectar. No hay forma de saber si el mensaje es cierto o falso. Por desgracia, la desconfianza incrementa la duda. Personalmente considero que las autoridades colombianas hacen un buen trabajo en redes sociales, dentro de las restricciones que les impone su trabajo y su capacidad. No tenemos una salida diferente a confiar en ellos y suponer que actuan con el beneficio común como objetivo. Estas son las situaciones en donde hay que poner la tecnología a un lado y usar el sentido común, el menos común de nuestros sentidos.