Los que me conocen saben que adoro las redes sociales. Creo en su poder para democratizar la información, los puntos de vista, las historias y para devolver algo de equidad a la balanza de poderes. Las uso a diario y a través de ellas comparto con mi familia y amigos ese contenido que para mí es interesante y divertido.
Sin embargo, ayer comencé esta serie de artículos sobre los efectos perversos el social media hablando de cómo el “quiero ser famoso” está cambiando radicalmente nuestra sociedad (si no lo ha leído, lo invito a hacerlo en este link), porque es claro que no todo es color de rosa cuando hablamos de la revolución social, que comenzó hace cerca de una década, e ignorar sus riesgos sería más peligroso que entenderlos y saberlos manejar.
El Social Media está infestado de Mentiras
Hoy quisiera hablar sobre como, gracias al social media (incluyendo la mensajería instantanea), ya no es tan fácil discernir qué es cierto y que es falso y cómo, cada día más, la cantidad de mentiras que se esparcen por el ciberespacio crece exponencialmente gracias a las redes sociales.
Y es que una cosa es expresar su opinión sobre un hecho o una persona. Eso es parte de lo que ha hecho que el social media sea, hoy por hoy, la actividad en la que más tiempo gastamos / invertimos durante el día.
Pero otra muy distinta es crear, difundir y propagar mentiras utilizando (1) a los incautos que no leen y comparten casi automáticamente (esclavos del click-bait) o (2) a aquellos que por sus convicciones quedan atrapados en sus “cámaras de eco” (hablaré de este tema en mi siguiente post) y asumen que todo lo que leen es cierto).
Ojo; no estoy hablando de los sitios de noticias inverosímiles como The Onion o Actualidad Panamericana – cuya finalidad es claramente burlarse de lo ilógica que es nuestra realidad (a pesar de que es común gente creyendo que sus noticias son reales e indignándose por ellas).
Estoy hablando de todos aquellos que se aprovechan del sistema sencillamente para convencer a un grupo de personas que una mentira es realidad y que luego buscan manipular a ese grupo de gente basado en dichas mentiras.
3 ejemplos descarados:
- Los promotores del “Leave” en la votación del Brexit – quienes esparcieron la noción de que al retirarse de la UE el Reino Unido podría usar los £350 millones que “se envían cada semana” a Europa para fondear el sistema nacional de salud (tema que salieron al día siguiente de las elecciones a explicar no era TAAAAAAAN real sino una “extrapolación” de algunos conceptos) -,
- Los escuderos del No en el caso del plebiscito “por la paz” en Colombia – que aseguraron, entre otros, que gracias al acuerdo con las Farc la institución de la familia se vería afectada por la inclusión de temas de educación de genero y básicamente todos tendríamos que volvernos gays (me perdonan pero escribir gais con i me parece horrible) -, y
- La campaña del ahora presidente electo Trump que utilizó cifras de desempleo, violencia y demás totalmente falsas y pagó a un batallón de ucranianos para que crearan bots que generaron cerca del 25% de todas las interacciones en redes sociales asociadas con la elección.
Los 3 son ejemplos fáciles de entender de cómo una persona o un grupo de personas han encontrado la manera de usar las redes sociales para alentar un sentimiento específico de un segmento de la población en favor de sus intereses personales utilizando mentiras y aprovechando la inocencia y la falta de conocimiento de la gente al utilizar redes sociales.
No estoy diciendo que los otros “bandos” no hayan incurrido en las mismas actividades. Seguro que sí. Y eso es lo preocupante. Que así como el “quiero ser famoso” es aterrador para cualquier padre / madre o profesor que ve una nueva generación completamente desconectada de la realidad, la proliferación de mentiras en línea hace cada vez más complejo el trabajo de tomar una decisión basada en hechos reales.
Y no estoy hablando sólo de política.
Piense en el ex-novi@ que decide vengarse de su ex-pareja regando chismes y mentiras sobre el/ella. Sin derecho a réplica, sin necesidad de sustentar sus aseveraciones. Sin nada.
Piense en aquellos que propagan esos mensajes de Whatsapp luego de un temblor donde dicen que X autoridad tiene conocimiento que vendrá un sismo de mayor magnitud en las próximas horas, llevando a que miles de personas duerman en la calle.
Piense en los medios tradicionales que por el afán de publicar una noticia antes de su competencia no revisan las fuentes de esas “última hora!” y acaban con la carrera de una persona.
El tema nos afecta a todos. Es un problema de seguridad nacional, como lo dijo el Presidente Obama el día de ayer en Alemania….
“En una época en la que hay tanta desinformación activa y está muy bien empaquetada y se ve igual cuando lo ves en una página de Facebook o enciendes tu televisión, si todo parece ser lo mismo y no hay distinciones, entonces no sabremos qué proteger. ” Barack Obama – Presidente de los Estados Unidos de América
… y es un problema para las generaciones que nacieron y crecen en un mundo 1000000% conectado, como el/la joven a quien destruyen en redes sociales con mentiras infundadas.
Es un problema para quienes usamos las redes sociales como fuente de información y para quienes debemos tomar todo tipo de decisiones. Es un problema mucha más grave de lo que parece.
Y usted, que opina? Qué tanto de lo que lee en internet es mentira? Me encantaría oir su opinión sobre este tema.