En un par de semanas se vence el primer plazo de implementación de la plataforma de Taxi Inteligente en Bogotá, un proyecto al que muchos se han referido como “el de las tabletas de los taxis”.
Es triste que la discusión haya bajado al nivel de las tabletas, de su costo y de la inseguridad que llevarlas en el vehículo generará para los taxistas pues nos estamos perdiendo de discutir y entender los beneficios reales de la iniciativa, mientras le hacemos el juego a los taxistas quienes tienen otras razones para no querer adoptar el sistema.
Este proyecto es MUCHO más que tabletas. Es un proceso de Transformación Digital que busca una solución integral para un sector que se ha caracterizado por la informalidad, la falta de información y la falta de transparencia.
Es un sistema que no sólo busca reemplaza el viejo y vulnerable taxímetro sino que nos lleva a la economía del siglo XXI en términos del transporte público en la ciudad y que ofrece beneficios para todos los involucrados.
¿Cuáles beneficios?
1. Mayor Seguridad (tanto para el Usuario como para el Conductor)
¿Cómo? En la medida en que ambos – conductor y pasajero – estén identificados la seguridad aumenta. Y en la medida en que los usuarios (que no necesariamente tienen que usar un App) puedan ver el recorrido y la ruta a su destino, hay más seguridad (siempre me acuerdo de una vez en Sao Paulo que el taxi nos dio vueltas como 45 minutos y nos cobró un ojo de la cara por una carrera que al devolvernos después de la cena (en otro taxi) vimos era de tan sólo 9 cuadras).
Pero seguridad también implica que no nos cobrarán de más. Con el nuevo sistema, un usuario que tome un taxi en la calle puede escasear el código QR que le arroja la tableta una vez introduce el destino y validar, directamente con la Secretaría de Movilidad, si la tarifa que aparece en la pantalla es real y legal.
2. Medición y Evaluación de la Calidad del Servicio
Los usuarios pueden, al final de la carrera, calificar el servicio. Ese servicio específico. De ese conductor específico, en ese día y ruta específicas. Y esto tiene un impacto gigante en la prestación del servicio.
La calificación sirve, si no pregúntele a quienes venden en Amazon o en Mercado Libre lo que significa una mala calificación.
Según información de la Secretaría de Movilidad, la información recolectada en el piloto realizado (van más de 15 mil carreras valoradas) es mucho más completa y valiosa que la encuesta de servicio que se realiza cada cinco años (y que vale una cantidad importante de plata).
Con la información provista por los usuarios las autoridades y las empresas de taxi pueden tomar medidas de manera casi inmediata, mejorar y reforzar entrenamientos, premiar a quienes son reconocidos por su alta calidad y generar planes e incentivos para mejorar el servicio con mediciones reales e, incluso, actuar antes de que haya una tragedia en las vías sabiendo quienes son los conductores con peores calificaciones de parte de los usuarios.
3. Optimización de Recorridos (para todos)
La aplicación usar Waze y Google Maps como motores de georeferenciación para la planificación de las rutas y puede ofrecer sugerencias de cambio si se presentan incidentes en la misma durante el recorrido.
Y el beneficio será no sólo para los taxistas y sus pasajeros sino para todos en la ciudad pues los taxis no solo se beneficiarán de la información provista por estas herramientas sino que entregarán información a las mismas, ampliando la cantidad de personas que hacen el crowdsourcing de las condiciones viales.
3. Reducir los conflictos con los usuarios
Los 2 conflictos más comunes con los taxistas son el costo de la carrera y la falta de “vueltas”.
Con el nuevo sistema el pasajero y el conductor saben desde ANTES de arrancar el viaje cuánto costará la misma. Cero sorpresas, cero cambios, cero discusiones.
Y si el taxista no tiene vueltas, puede indicarle desde el comienzo al usuario para que juntos busquen una solución en el camino y no cuando hayan llegado al destino final Y, claro, si usted pide el taxi desde una de las 17 aplicaciones disponibles, puede no pagar en efectivo sino con su tarjeta débito / crédito disminuyendo la necesidad de cargar dinero y disminuyendo los riesgos de que se lo roben.
4. Información para Planeación y Gestión del Tráfico
Gracias a la información provista por aplicación (es en línea, no se le olvide) la ciudad puede saber:
- Cuáles son los sitios (y horarios) desde donde se inician más servicios y cuáles son los destinos más comunes.
- Cuales son las condiciones de tránsito en tiempo real. Hay 50 mil taxis en Bogotá; si 1/3 de ellos puede producir información en tiempo real se pueden tomar mejores medidas – y más rápido – en corredores críticos (es más, esto se podría llegar a integrar con el sistema de semáforos inteligentes para optimizar los recorridos dependiendo de las condiciones de las rutas)
- Cuánto gastan los bogotanos en taxi tanto en tiempo como en plata.
- Qué porcentaje del tiempo está un taxi sin prestar servicios pero consumiendo espacio y vías
5. Control a la Evasión
Aunque no hace parte del scope inicial del proyecto y nadie – ni en la Secretaría de Movilidad, ni la Secretaría de Hacienda, ni los mismos taxistas – hablará del tema, es claro que al tener la información de cuántos recorridos hace cada taxista y cuánto cobró por los mismos, el Gobierno puede cruzar esos ingresos con los aportes a Salud, a Pensión y a Parafiscales para ver si ellos, como el resto de los independientes del país, están aportando lo que toca o si – como pasa hoy – están “haciéndole conejo” al sistema.
Y es que no se le olvide que solo el 1.2% del dinero que mueve el transporte público individual en Bogotá se registra y se grava adecuadamente según cifras de un estudio publicado el año pasado por ProBogotá. El otro 98% – $2.87 Billones (con B) – nadie lo vio y nadie lo declaró.
El proyecto de Taxis Inteligentes de Bogotá es MUCHO más que tabletas. Es la reinvención del sistema de transporte público en Bogotá. Un sistema que ha estancado en los años 60s desde precisamente los años 60. Es un proceso de Transformación Digital que busca llevarnos al Siglo XXI en materia de transporte público en la ciudad.