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El verdadero impacto de la Revolución Móvil

El impacto del smartphone y de la revolución móvil va mucho más allá de las unidades de teléfonos que se venden cada año

Hace unas semanas celebraba los 15 años del anuncio del iPhone original con un artículo llamado “Enero 9, el día en que todo cambió“.  Y aunque algunos creen que es exageración o hipérbole decir que el iPhone lo ha cambiado todo la verdad es que su impacto va mucho más allá de las más de mil millones de unidades que ha vendido en estos años. El iPhone fue el catalizador de lo que hoy conocemos como la Revolución Móvil y el impacto de la Revolución Móvil va mucho más allá que sólo los handsets vendidos.

 

El Impacto Económico

 

El fin de semana me encontré esta gráfica de Statista, con cifras de Deloitte y App Annie entre otros, en la que es fácil ver que el impacto de los smartphones va más que las ventas de dispositivos. Es más, según análisis de Deloitte, la venta de handsets representa menos de la mitad del total de lo que llaman el Smartphone Economy.

 

Está el desarrollo de aplicaciones móviles (o App Economy), que genera cerca de $120 mil millones de dólares anuales a desarrolladores alrededor del planeta (sólo Apple le ha girado a sus desarrolladores -90% de ellos “pequeños desarrolladores” más de $260 mil millones de dólares desde el lanzamiento del App Store en 2008).

 

O el mercado de accesorios, que genera más de $77,000 millones de dólares al año en ventas de protectores de pantalla, cargadores, forros y carcazas (¿¿ha visto la cantidad de locales que venden accesorios para celular que hay??). Y la publicidad móvil, que cambió radicalmente el modelo publicitario y terminó impulsando la economía de la vigilancia. $22 mil millones de dólares mueve el mercado de reparaciones y repuestos de dispositivos móviles en el año y $18 mil millones generan los seguros de estos dispositivos.

 

Sin los smartphones no existirían los wearables ni los parlantes inteligentes (que juntos generan más de $30 mil millones al año) y de pronto tampoco las plataformas de audio como Spotify o Apple Music, cuyo impacto supera los $10 mil millones de dólares. Y aunque la mayoría del consumo de plataformas de streaming de video sigue viniendo de TVs, Deloitte estima que las suscripciones móviles a servicios como Netflix o Disney+ producen $8 mil millones por año y la de almacenamiento en la nube que se estima en $3 mil millones (esta división, por ejemplo, en el caso de Apple es una de las que más crece trimestre tras trimestre).

 

Más allá de la plata

Ahora bien, el impacto de los smartphones va más allá de la plata que generan y han generado. Hoy por hoy 68% del tráfico de internet en el mundo viene de smartphones y en buena parte de los países en desarrollo los teléfonos inteligentes son el único medio de conexión a internet de los menos favorecidos. Sin ellos, el internet no habría llegado.

 

Piense en el Cloud y en cómo, a pesar de existir desde el siglo pasado, se volvió realmente importante y necesario con la masificación de terminales móviles que no tenían la capacidad de almacenamiento de equipos de cómputo tradicionales.

 

Mire el crecimiento exponencial que ha tenido la fotografía y cómo desde que los smartphones se masificaron hemos tomado más y más fotos cada año. Hoy, de los casi 1.5 billones que se toman, 94%+ se toman con smartphones.

 

 

Remóntese a los tiempos en los que para poder saber las condiciones del tráfico era necesario usar satélites y para guiar vehículos necesitábamos dispositivos caros y especializados. Ahora abra Waze y verá un modelo, no sólo más costo-eficiente, sino con mejor información.

 

Sin el smartphone servicios como Uber o Rappi y buena parte del gig economy no se hubieran desarrollado.

 

Los Aspectos Psicológicos

Ahora bien, no todo ha sido bueno. Somos adictos a la tecnología en gran parte por culpa de los smartphones y por cómo los dueños de las redes sociales supieron utilizarlas a su favor acaparando al máximo nuestra atención y volviéndonos dependientes de la liberación de dopamina que genera el click, el like, el comentario y el reposteo.

 

El FOMO de no estar enterados de lo que pueda estar pasando en el momento justo ha llevado a que no podamos separarnos de nuestros smartphones ni para dormir, ni para bañarnos. Y hemos perdido nuestra capacidad de atención, de concentración y de comprensión de lectura.

 

Somos más impacientes (70%+ de la gente abandona un sitio web si este no carga en menos de 2 segundos) e inmediatistas, al punto en el que ya no podemos postergar satisfacción alguna (por grande que sea) porque nos hemos acostumbrado a que todo lo tenemos en la punta de nuestros dedos. Y, querrásmolo o no, los smartphones están afectando nuestra salud (el número de miopes se ha disparado en la última década) y están alterando, incluso, la estructura y capacidad de nuestro cerebro.

 

El smartphone es más grande que miles de descubrimientos. Está a la altura del descubrimiento de cómo producir (y controlar) el fuego, la agricultura, la escritura, la imprenta, la luz eléctrica, la penicilina, los computadores y el internet. Es la pieza angular sobre la que hoy se construye mucho del modelo económico que regirá a la mayoría del planeta en las próximas décadas y mutará hacia modelos más inmersivos, complejos y reales que llevarán a que no podamos discernir de qué es “real” y que es digital.

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