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¿Está seguro que su profesor está vivo? (¿importa si lo está?)

El caso de un estudiante que se enteró que sus clases eran dictadas por un profesor muerto hace más de un año ha abierto un interesante discusión

Si usted es uno de los millones de estudiantes que han venido tomando sus clases de manera virtual de pronto es importante -¿o no?- que valide si su profesor está vivo o si las sesiones a las que está asistiendo corresponden a sesiones magistrales pregrabadas cuando él/ella aún estaba vivo.

Esto con el fin de que no le pase lo que le pasó a Aaron Ansuini y sus compañeros de la Universidad de Concordia.

Ansuini, quien durante el semestre anterior tomó una clase de Historia del Arte con el profesor François-Marc Gagnon, quiso contactar a Gagnon y no a su profesor asistente para discutir algunas dudas que tenía sobre una de las sesiones de clase que había tomado.

Lamentablemente Ansuini no pudo encontrar a Gagnon en el directorio de la Universidad y al googlearlo (sí, así, en verbo) encontró un obituario que indicaba que Gagnon había muerto en Marzo del 2019, más de un año antes del inicio de las clases de su curso de historia del arte.

El programa de la universidad indicaba que el profesor de la materia era otra persona pero que  Gagnon daría varias de las sesiones, sin indicar que Gagnon estaba muerto. Y aunque es claro que en la mayoría de los casos las instituciones educativas son los dueños de los derechos de propiedad intelectual de aquellos cursos que se crean y dictan como parte de un programa específico, este tipo de casos abre una discusión ética, moral y financiera de hasta donde y hasta cuando pueden estas instituciones utilizar dicho material sin que el profesor esté involucrado y sin tener que hacer ningún tipo de disclaimer hacia los estudiantes.

¿Es importante para un estudiante saber que uno de sus profesores ya no está vivo? ¿Deberían los herederos de Gagnon recibir algo de compensación por el uso de su imagen y de su conocimiento de manera póstuma dentro de un programa académico como el de la Universidad de Concordia? ¿Afectaría su interés o su capacidad de aprendizaje saber que su profesor ya no está vivo?

Estas son preguntas que tendremos que enfrentar más temprano que tarde ahora que la educación virtual ha llegado para quedarse y que se convertirá en la principal forma de impartir entrenamiento y educación a buena parte de la población.

Las “maravillas” de la tecnología diríamos algunos. Pero muchos otros cuestionarán este tipo de uso especialmente dado el costo de la educación universitaria.

Me encantaría oír su opinión sobre este tema!

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