El MacBook Pro de 14″ con Chip M1 Pro es, posiblemente, el mejor MacBook de la historia.
Su pantalla es hermosa, brillante, vibrante y colorida. Se expande de extremo a extremo eliminando casi en su totalidad los bordes, salvo por el notch que llega al Mac y que le da cierta familiaridad Applesca.
El performance es alucinante, casi obsceno, en especial cuando se usa directo desde la batería y no conectado a la corriente. Las horas se convierten en días y, de pronto, uno ve la notificación de batería baja, la cual significa poco ahora que Monterey incluye un Modo de Ahorro de Batería que limita ciertas funciones y que “estira” -aún más- su duración, así como ocurre desde hace años en iOS.
Apple vuelve a un look clásico evocando los modelos de comienzos de la década pasada pero integrando tecnologías de punta en un cuerpo robusto, compacto y frío (por aquello que nunca se calienta), en el que vuelven los puertos de HDMI y SD y en el que se multiplican los puertos USB C / Thunderbolt 4.
Un MagSafe más delgado y más rápido (ahora ofrece carga rápida), puertos Thunderbolt 4 compatibles con USB C que no sólo ocupan menos espacio sino que ofrecen velocidades de transmisión muchísimo más veloces, unos parlantes que lo dejan a uno pensando “¿cómo hacen para que suenen tan bien?” y una pantalla mini-LED que tiene casi 6 millones de pixeles con un brillo de 500 nits, que puede llegar a 1600 en casos particulares, complementan la experiencia de un procesador que no tiene par en su categoría.
Por donde lo vea el nuevo MacBook Pro de 14″ con chip M1 Pro (el que he venido probando tiene una CPU de 10 núcleos, una GPU de 16 núcleos, 16GB de memoria unificada y un disco de 1TB) es, como diría mi hija: WOW. Sencillamente WOW.
Ahora bien, yo personalmente no lo compraría. Los nuevos MacBook Pro no están hechos para mí, y no porque no tengan TouchBar (que amo). Sino porque son demasiada máquina para lo que yo hago.
Los nuevos MacBook Pro son para Pros, Pros
En el par de meses que llevo probando el de 14″ sólo he usado el puerto HDMI una vez, para dar una conferencia sobre la 4ta Revolución Industrial en el contexto de la post-pandemia, pero en mi día a día no lo utilizo. El puerto para tarjetas SD sigue virgen (bueno, casi, porque un día “conecté” por error el cable USB C ahí en vez de en el puerto correspondiente). Y aunque he usado 3 los puertos Thunderbolt 4 que trae el dispositivo jamás lo he hecho de forma simultánea porque, la verdad sea dicha, llevo años sin conectarle algo que no sea el cargador de corriente o el micrófono que uso cuando grabamos Hablemos de Apple a mi computador.
A pesar de que he tratado no he podido sacarle el jugo ni a la CPU ni a la GPU y como tengo todas mis fotos y documentos en iCloud no estoy usando si quiera 256Gb del Tera que trae la máquina. Sí, el puerto MagSafe es una maravilla para carga rápida pero la verdad es que creo que volvió para liberar esos puertos Thunderbolt para los profesionales que sí los usan.
Pros como mi hermano que maneja imágenes en formato RAW con millones y millones de pixeles y que tiene discos externos de alta capacidad / velocidad donde almacena su trabajo y que utiliza una pantalla externa 4K para ver cada detalle de las fotos que toma y retoca utilizando un pad y un lápiz (ahí ya usó 2 de los 3 puertos + el de HDMI + el lector de SD). O como mi casi-primo León cuya compañía, El Hombre del Espacio, realiza producciones audiovisuales en gran formato (incluso con escenarios virtuales, digitales y de realidad aumentada). Él seguramente tenga un par de monitores 5k conectados en tándem a su MacBook, uno para editar y otro para ver el producto final o para ver 3 o 4 feeds de video en 4k corriendo de manera simultánea sin que el computador si quiera prenda sus ventiladores.
Pros como los productores de música que ahora pueden incluso grabar en Spatial Audio utilizando LogicPro o los desarrolladores de sistemas para quienes cada minuto de espera para que un proyecto compile, se guarde y se publique es oro. Pros como un arquitecto o un ingeniero que maneja archivos tridimensionales de tipo CAD para el diseño y control de obras.
Para ellos es este MacBook Pro. Un equipo costoso, sí, pero no caro porque le pueden sacar el jugo a cada uno de sus atributos.
No soy Pro
Con este nuevo MacBook Apple me demostró que no soy pro y creó una línea bien clara de para quienes son sus diferentes laptops, no sólo en precio sino en prestaciones.
Yo con el MacBook Pro de 13″ con chip M1 del año pasado vivo más que contento, aunque me haría muy feliz que recibiera una actualización de pantalla y que incorporara una de estas nuevas mini-LED (claro, si es que no lo eliminan) pero esperaré a ver si se materializan los rumores del nuevo MacBook Air antes de tomar una decisión, aunque para decir verdad en este mundo post-pandemia en el que hago más de mi trabajo remoto, amo la pantalla del iMac de 24″.