No creo que haya una mejor analogía para describir cómo termina el 2018 Facebook que esta: LA CASA ESTÁ EN LLAMAS.
No creo que haya habido un año más complejo, más duro, más desgastante y más difícil para Mark Zuckerberg y para su equipo que el que está por terminar.
No pasaron 2 semanas en todo el año sin que Facebook estuviera en los titulares, por razones que ninguna compañía quiere estar.
Los continuos escándalos asociados a la privacidad de sus usuarios, a la seguridad de su información, a la manera en que la herramienta fue (y sigue siendo) usada para manipular electores en todo el mundo, a la difusión de información falsa (y las vidas que esta puede cobrar) y el creciente entendimiento, por parte del usuario final, de todo lo que sabe Facebook de ellos y cómo lo usa para beneficio propio y de sus anunciantes ha cambiado radicalmente a la compañía y a su entorno.
Zuckerberg, Sandberg & Co comienzan el año en llamas, pretendiendo que nada ha pasado y, a la vez, que todo ha cambiado.
Zuckerberg comienza el año defendiendo su puesto de CEO & Chairman of the Board en medio de múltiples llamados porque sea reemplazado, porque ruede al menos una cabeza, porque haya accountability más allá del “lo sentimos, lo corregiremos, lo mejoraremos” acostumbrado.
Facebook comienza el año con la confianza minada. La confianza de los inversionistas, la de la prensa, de la de los gobiernos y legisladores, la de algunos grandes patrocinadores y la de los propios usuarios.
O por lo menos eso dicen los rumores, porque aún no tenemos cifras. Es más, las últimas cifras presentadas por la compañía cuentan una historia bien diferente a la que veníamos oyendo para ese entonces.
Porque al mirar las cifras parece que el usuario común y corriente de Facebook, ese que es su producto y que la compañía vende a sus anunciantes o no se entera de los problemas o, sencillamente, no le importan.
De cara al 2019 Facebook tiene que terminar de corregir los errores, fallas y huecos que ha encontrado porque, como dice el propio Zuckerberg, no es un tema de un sólo año.
De cara al 2019 Facebook tiene que tomar el toro por los cuernos y controlar la narrativa, el mensaje, la historia que se va a contar. No puede seguir siendo reactivo, no puede seguir esperando a que pasen las cosas para actuar, no puede dedicarse solo a responder.
Nuevos lanzamientos, nuevos productos y servicios (para los usuarios finales, no para los anunciantes), nuevos controles y más transparencia. Ojalá algo realmente diferente y radical (y no, no estoy hablando de más aparatos con los cuales tener más información de sus usuarios).
El foco estará en las stories y en el contenido efímero y pasajero (del que hablé hace unas semanas), para poder mostrar más contenido en el mismo espacio. Stories en Facebook, stories en Instagram, stories en WhatsApp.
El foco estará en los bots y en como crear un canal directo de venta y atención al cliente por medio de Whatsapp y Messenger con el que las marcas y sus usuarios puedan interactuar.
Chévere una adquisción. Algo fresco. Algo nuevo. Algo diferente.
El foco debe estar en reinventarse ahora que puede hacerlo sin presión de nadie más (Twitter no es amenaza y los chinos aún no han comenzado a atacar realmente).
El foco debe ser garantizar que no hay más escándalos, más sorpresas, más “oops”.
El foco debe ser aprovechar que 2019 será un año “tranquilo” a nivel de elecciones para estar preparado para 2020.
El foco debe ser asegurar que el 2019 no sea igual (o peor) que el 2018, aunque eso no debería ser tan difícil.
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