Lo sé. El título del artículo suena como a una “trillada” película de artes marciales, pero la verdad es que se refiere a la historia del grupo de Google Glass, que lucha para no desaparecer y ganar relevancia! El dispositivo, como tal, es en apariencia, como unas inocentes gafas que, “a la hora de la verdad”, son un potente complemento para los dispositivos móviles con sistema operativo Android (coincidencialmente desarrollado también por Google). Apenas vi Google Glass, tales gafas me parecieron interesantes; aunque, a primera vista, no son nada fuera de lo común (de hecho hasta se ven incómodas) pero las posibilidades de “realidad aumentada” que las mismas proporcionan a los usuarios, las hacen bastante interesantes aunque, hasta el momento, no tienen una aplicación práctica y, por lo mismo, tampoco un mercado puntual.
Tal como lo decía Andrés hace un tiempo: “Glass siempre fue un producto chévere de tener para una inmensa minoría de personas absolutamente fascinada por los avances tecnológicos. Pero sin el uso de la masa de consumidores, las posibilidades de éxito son extremadamente limitadas. Y recordemos que Glass generó un rechazo generalizado, inicialmente. Incluso se acuñó un término peyorativo para sus usuarios iniciales, los Glassholes.”
Pese al aparente fracaso en la penetración del producto en el mercado, el equipo del gadget, con apariencia de unas gafas, sigue adelante planeando la nueva versión del dispositivo y ahora está reclutando nuevos talentos para desarrollar productos que van de acuerdo “al estado del arte de la tecnología” en materia de hardware vestible (no solamente las gafas sino toda una familia de productos). Al parecer Google quería supervisarlo mejor; por lo mismo, el grupo de desarrollo se mudó a Google y ahora le reporta a Tony Fadell, uno de los pesos pesados, con una historia de triunfos entre los cuales se encuentra haber participado en el desarrollo del iPod.
Sin duda, Fadell va a tener un reto bastante grande, no sólo en lo referente a desarrollar toda la familia de nuevos productos que tengan funcionalidades orientadas a un mercado real y no a un grupo de “geeks ricachones”, a los que les gusta “farolear”. Este nuevo grupo, que se está conformando, va a tener que encontrar la manera de venderle al mercado la necesidad de incluir un adminículo más en el ecosistema actual y una serie de casos de uso que, en realidad, puedan llegar a suplir algún tipo de necesidad insatisfecha o parcialmente satisfecha hasta el momento.
A priori, no parece una tarea fácil pero, al fin y al cabo, estamos hablando de un nuevo producto de Google, una compañía que se ha caracterizado por lograr cosas difíciles en materia de desarrollo de software y automatización de procesos. Vamos a ver si con el hardware las cosas salen igual de bien! Ojalá la lección de la primera versión de Google Glass haya sido aprendida porque, como decían antiguamente: “la letra con sangre entra” y, muy seguramente, este grupo de genios ha aprendido bastante de los errores como para generar productos que se relacionen mejor con el ser humano, el ecosistema y sobre todo, los casos de uso puntuales.