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Hablemos acerca de los “DeepFakes”

¿Por qué tanto alboroto al rededor de los DeepFakes?¿Qué tan grave es el tema?

¿Recuerdan una película que se estrenó hace varios años llamada Contra-Cara, película en la cual el personaje malo termina impresionando al bueno por medio de un transplante de rostro?

 

 

En la actualidad impresionar a alguien en el mundo digital es posible y no requiere tipo alguno de transplante!

 

El término DeepFake viene de dos palabras en inglés:

 

En palabras simples, se refiere a usar algoritmos de Inteligencia Artificial, básicamente, para crear o alterar materiales multimediales con resultados tan sorprendentes que tienden a pasar por materiales originales y verídicos. Algunos ejemplos de esta técnica se dan en videos donde se le cambia el rostro, la voz y algunos otros rasgos característicos de la personalidad (gestos, emociones y hasta simular expresiones) a una figura pública como puede ser un artista, un político o alguien influyente, con el fin difundir, crear controversia o difundir un mensaje ajeno a la realidad. Dicha técnica puede usarse hasta para cambiar elementos climáticos!

 

 

Lo sabemos: da un poco de susto ver gente creando montajes fácilmente desde su celular siendo que, en el pasado, eso llevaría cientos de horas de trabajo, una infraestructura de hardware que sólo tendría una empresa y una serie de expertos con mucha paciencia.

 

Anteriormente se trataba de algo parecido a la técnica de armar un modelo a partir de las diferentes vistas del mismo en Autocad; pero, hoy en día, gracias a la Inteligencia Artificial y a la gran cantidad de datos que los usuarios han compartido en redes sociales, es un proceso que se ha simplificado a tal punto que algunas aplicaciones que corren en nuestros smartphones pueden realizarlo sin dificultad.

 

El tema de los DeepFakes puede llegar a ser tan crítico que es posible que tan sólo los Amish y similares (que no han tenido contacto alguno con las selfies, redes sociales, procesos de reconocimiento facial de los aeropuertos y, sobre todo, cuyas fotos solamente han sido generadas por el tradicional proceso de revelar el rollo) podrían llegar a sentirse seguros de que su rostro no será protagonista de un falso video porno, discurso político ajeno a su voluntad, una llamada de usura o algún contenido multimedia falso.

 

Lea también: El regreso de DGtal, la edición del podcast donde explicamos este tema de los DeepFakes de forma fácil de entender.

 

¿Qué dicen los investigadores al respecto de los DeepFakes?

 

Todo parece indicar que, inicialmente, estos videos donde se impresionaban algunos personajes, desde el punto de vista de la investigación, tenían fines educativos y de entretenimiento, tal como se puede ver en el siguiente video (en caso de problemas para visualizar la siguiente charla de TED, ha clic aquí):

 

 

Los DeepFakes inclusive han sido usados para alertar a los impávidos consumidores de contenidos que, hasta hace muy poco, no tenían idea alguna de que eso era posible. En caso de problemas para visualizar el DeepFake de Obama, haga clic aquí:

 

 

Actualmente, parece ser fácil ¡poner palabras en boca de otros!

 

¿Esto podría tener algún tipo de consecuencia?

 

Además de la desinformación, el caos, las estafas y las pérdidas económicas que se pueden generar con esta técnica para realizar DeepFakes, todo parece indicar que dentro de muy poco desde la perspectiva legal, los videos ya no podrán ser considerados como evidencia fidedigna dado que, en un mundo donde los videos falsos pueden pasar por auténticos fácilmente, la autenticidad de los materiales cada vez será más cuestionable.

 

¿Cómo verificar la autenticidad de un contenido?

 

Tal como lo decíamos anteriormente en otro artículo, existen algunos consejos que pueden ayudar, pero no garantizar, que los lectores no serán engañados tan fácilmente:

 

1. Examinar caras y movimientos: la prueba ocular es la primera que debe hacer dado que la esencia de estos videos es colocar rostros encima de otro cuerpo; por eso, es importante encontrar cosas que no concuerden como sombras, texturas o luces extrañas, movimientos en mandíbula y boca, movimientos naturales, centrarse en el cabello y la boca para encontrar detalles poco naturales es lo primero.

2. Reproducir el contenido lentamente: Charlie Warse (es un reportero de tecnología de Buzzfeed) aconseja que, al tener dudas sobre un video se tienen dos opciones para verificarlo. 1- Realizar varias pausas o reducir la velocidad, así serán mayores las posibilidades de encontrar los errores. 2- Otra solución para tener más control sobre la velocidad y el contenido es abrirlo en un programa de edición de videos como Final Cut o Premiere.

3. Verificar la fuente: Rastrear el origen del contenido, quién lo grabó, quién lo compartió y demás. Será esto lo que podrá ayudarlo a saber si este video es o no cuestionable.

 

Ahora bien, dichas opciones ayudan pero no son infalibles; por lo mismo, es bueno contar con la ayuda de herramientas para el navegador al estilo plug-ins (componentes adicionales) que usan la Inteligencia Artificial para validar contenidos.

 

Hasta el momento, para el caso del usuario final se conocen dos complementos: Reality Defender y SurfSafe, los cuales están un poco incipientes pero ayudan en la tarea. Finalmente, a nivel más profesional y científico, se están usando redes neuronales (las mismas que crean los DeepFakes) para poder determinar la autenticidad de los contenidos.

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