Tengo un especial aprecio por el iMac. Es gracias a él que entré al ecosistema Apple y me enamoré de la marca. Fue después de durar 6 meses de enviarme los documentos de mi PC de la oficina a mi iMac de la casa -y venirme a trabajar temprano en él para no tener que sufrir los bemoles de Windows- que me compré un MacBook Pro y devolví mi Dell al departamento de tecnología de la empresa para la que trabajaba.
Fue gracias al iMac que cuando salió el iPhone original ya estaba convencido de lo que podía hacer Apple y no dudé en montarme en ese bus.
Fue en un iMac en donde mis hijos comenzaron su vida digital, donde hicieron sus primeras investigaciones para el colegio, donde escribieron sus primeros ensayos “en computador”.
Por años mi iMac albergó mi música y mis recuerdos. Centenares de Videos, Miles de canciones y cientos de miles de fotos de momentos especiales fueron almacenados en mi iMac, protegidos por Time Machine y compartidos en su hermosa pantalla y sus “revolucionarios” parlantes. Hoy, esa labor la tienen iCloud y Apple Music.
Tal vez por eso estoy tan emocionado con los anuncios del nuevo iMac de esta semana. Porque aunque ya no tengo uno (en mi casa usamos un MacBook Air M1, un MacBook Pro Intel y otro con chip M1, un iPad Air y dos iPad Pro), veo el nuevo diseño y los nuevos colores y los nuevos parlantes, micrófonos, pantalla y teclado y no puedo dejar de pensar lo lindo que se vería en mi casa. Y lo felices que serían mis hijos, si fueran pequeños, aprendiendo en él.
De pronto por esa nostalgia fue que anoche terminé viendo el evento de lanzamiento del iMac original, del 6 de Mayo de 1998.
Y debo confesar que me llamó mucho la atención la cantidad de similitudes que encontré entre lo presentado por Steve Jobs en 1998 y el anuncio de esta semana.
Jobs habla de cómo los PowerPC G3 Chips del momento eran el doble de rápidos que los procesadores pentium que había disponibles en el mercado. Fast Forward al 2021 y Colleen Novielli repite el mensaje: el M1 es muy superior a los procesadores Intel que hasta hace pocos días usaba el iMac.
El iMac original fue el primer computador de escritorio de Apple hecho para el consumidor final. El nuevo iMac continua con ese foco y estos nuevos iMac, con sus configuraciones y colores (y el marketing) es un claro producto para un usuario final básico.
En su momento, y habiendo vuelto a la compañía el verano anterior, Jobs redujo la cantidad de modelos de computadoras que vendía Apple hasta entonces (y que lo tenía al borde de la quiebra) a tan sólo 4. Fast Forward al 2021 y atrás quedaron los días en que usted como usuario debía escoger entre 3 o 4 configuraciones diferentes de procesadores, tarjetas de video y RAM en un mismo modelo de iMac. Con el nuevo iMac hay 2 configuraciones básicas (2 y 4 puertos) y la opción de 8 o 16GB de RAM. No más “que si un corei a o b, que si una gpu x o y”, ni siglas que para el consumidor final sólo asustan y complejizan el proceso de decisión.
El iMac original llegó con un esquema de colores a sacarnos de la monotonía del negro y del beige. El nuevo iMac hace lo propio, en un momento en el que todos necesitamos un poco de color, de alegría.
El iMac original costaba $1299 dólares. Y adivine qué: el nuevo iMac también. $1299.
El iMac G3 fue un nuevo comienzo para Apple (y para muchos analistas fue el dispositivo que salvó a la compañía). Fast Forward al 2021 y nuevo iMac llega en un momento clave para Apple: el del cambio de procesadores Intel a procesador Apple Silicon; una de las apuestas más grandes de la compañía en su historia.
El iMac original fue un éxito casi de la noche a la mañana. Y esta semana, con todo aquel con quien he hablado de los nuevos iMac (vieron nuestro IG Live?, ¿oyeron el capítulo de Hablemos de Apple de esta semana?), coincide en pensar que los nuevos iMac lo serán también.