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Huawei & Google: un matrimonio estratégico

El matrimonio entre Huawei y Google es mucho más estratégico que la simple fabricación del Nexus 6P.

Los matrimonios de Google con fabricantes de hardware, esos que han girado alrededor de la fabricación de su línea de smartphones Nexus, no han durado mucho. Sólo hay que darle una mirada a cómo desde el 2010 han pasado por ahí compañías como HTC, Samsung, LG y Motorola – todos fabricantes de al menos 1 modelo de Nexus en estos 5 años – para darse cuenta que el negocio no ha sido el mejor para ninguno de ellos.

Los Nexus no están pensados ni diseñados para las masas. Al contrario son algo súper de nicho. La idea de Nexus es poder guiar el mercado en una dirección específica (de interés de Google), dar ideas a los fabricantes para nuevos dispositivos, probar nuevas tecnologías y ofrecer a los consumidores un dispositivo que les de la experiencia más pura de Android que exista.

Sin embargo, pensar que Google le daría inside access a un fabricante específico sólo por eso y sin una contraprestación para la compañía es ingenuo. Al fin y al cabo tuvo la oportunidad, luego de la compra de Motorola, de hacer eso sin tener que compartir información con nadie más pero terminó vendiendo la compañía (a Lenovo) para no afectar su relación con los OEMs.

Los matrimonios de Google y de los fabricantes de hardware – alrededor de los Nexus – son algo mucho más estratégico y creo que nunca había sido tan claro como con la escogencia de Huawei, este año, para producir el “smartphone más premium de la historia” (como ha catalogado Google el nuevo Nexus 6P).

Si, Huawei es una compañía de admirar. Su proceso de producción no tiene que envidiarle nada a nadie.
La calidad que ha logrado en sus dispositivos, especialmente de un par de años para acá, está a la altura de lo que Samsung o Apple ofrece en su líneas premium. Sus costos de producción son prácticamente imbatibles. Sus dispositivos propios están arrasando en todos los mercados en los que están presentes gracias a esa combinación de precio / calidad que pocos pueden ofrecer. Como marca está ganando adeptos gracias, además de los aspectos técnicos de sus dispositivos, a una estrategia de mercadeo agresivísima que la ha llevado a patrocinar equipos y jugadores de fútbol que los han acercado en forma directa a su base de clientes potenciales. Y su market share crece trimestre tras trimestre.

Pero eso no fue lo que enamoró a Google.

Lo que enamoró a Google de Huawei es su estrecha relación con China, un mercado en el que la compañía norteamericana quisiera estar más presente y con el cual ha tenido una relación algo tormentosa (tanto con el Gobierno como con los usuarios).

China es estratégico por su tamaño y por el crecimiento en el poder adquisitivo de su gente. A mediados del año había cerca de 1,400 millones de usuarios de telefonía móvil en el país y aunque el mercado de teléfonos celulares parece haberse saturado lo que estamos viendo es que los Chinos están pasando de un primer smartphone – casi siempre barato y con pocas especificaciones técnicas – a un segundo dispositivo, ya de una categoría más alta. Es así como, por ejemplo, las ventas de iPhones en el territorio crecieron 68% en el último trimestre y llevaron a la compañía a romper todos su récords previos de ventas en el primer fin de semana de disponibilidad de sus dispositivos.

Huawei puede ayudar a que la re-entrada de Google (y del resto de las compañías de Alphabet) a China sea una realidad, sea más rápida y sea más fácil. Piense por ejemplo en lo útil (y exitoso) que podría ser un proyecto como Loon en las regiones más apartadas de China o en el tipo de convenios que podría firmar Calico con universidades Chinas que no tengan todas las restricciones impuestas por gobiernos como el norteamericano para la ejecución de pruebas médicas.

Ahora bien, qué gana Huawei? Lo inverso. Exposición al mercado que más le interesa: el norteamericano.

Las ventas de la compañía en Estados Unidos son bajas, en gran parte por la desconfianza del gobierno norteamericano y de sus habitantes a una marca que han asociado con el gobierno durante años (se dice que Huawei ha perdido decenas de licitaciones para redes de telecomunicaciones por el temor de los gringos a que los Chinos puedan espiar todas las conversaciones que pasen por sus redes).

El matrimonio con Google puede apaciguar esos temores – de cara al público – y acercar a la compañía al gobierno norteamericano de tal manera que pueda expandir su negocio.

Así las cosas este matrimonio puede ser más fructífero que los anteriores. Ambos – tanto Google como Huawei – tienen mucho que aportar al otro, mucho que ganar del otro y mucho que ofrecer en conjunto a sus usuarios.

Y, quien quita, de pronto dure mucho más.

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