La verdad, tener las Cosas Conectadas (IoT) tiene sus problemas y puede llegar a no ser tan “cool” como parece, ya que:
Todas estas innovaciones traen nuevos retos no sólo en materia de integración con la realidad del usuario sino, también, en materia de seguridad. Puede que este concepto no parezca importante pero, imagínense el siguiente escenario: “por cosas de la vida” un buen día un hacker logra acceder a su nevera inteligente y usa la conexión a internet de la misma para enviar una serie de emails sobre pornografía infantil o, peor aún, la usa para perpetrar una estafa electrónica. Aunque tal situación suena pintoresca, seguramente dejaría de serlo si la unidad local de delitos informáticos lo citara, por su condición de dueño, a presentar los descargos por “el crimen cometido por su nevera.
Tal como lo ilustra el siguiente video (clic aquí en caso de problemas para visualizarlo), no sólo se trata de la seguridad informática también, pueden existir problemas a nivel de entendimiento cuando algo cambia en el tono de voz del emisor.
Por lo mismo, vale la pena siempre tener un plan B, como una aplicación que controle todo o interfaces físicas (tipo botones) para coordinar la interacción con las Cosas (IoT).
¿Consejos antes de comprar, integrar e interactuar con dispositivos IoT en el hogar?
Ahora bien, con el fin de tener algo de paz mental al integrar varias Cosas Conectadas (IoT) vale la pena tener en cuenta algunos otros detalles, como por ejemplo:
- Estándares: al igual que en muchos ecosistemas, a nivel el Internet de las Cosas (IoT), lastimosamente, existe fragmentación ya, que, no todos los fabricantes han acogido protocolos de comunicación inalámbrica abiertos como Zigbee o Z-Wave. Algunas marcas hacen esto adrede, con el fin de evitar que el consumidor compre productos diferentes a los que están en su propio catálogo.
- Integridad del software: es importante leer la letra menuda de los productos y revisar si el fabricante se hace responsable de avisar públicamente los “leaks” fugas de datos y, sobre todo, de generar una serie de alertas cuando los dispositivos han sufrido cambios no autorizados (han sido víctimas de un inquieto hacker).
- La resiliencia de los dispositivos: En algunos países de Latinoamérica es común tener variaciones o caídas de energía de vez en cuando, por lo mismo, es necesario validar si: ¿Las cosas tienen batería interna? ¿Tienen algún tipo de capacidad de almacenamiento para evitar la perdida de datos? ¿Cómo manejan las perdidas de conectividad? Es ideal recibir alertas cuando su funcionamiento se ve alterado por algún tipo de condición externa. De lo contrario, muchas terminales pueden entrar en desuso sin que usted siquiera lo note.
- Privacidad de la información: Es sumamente importante saber ¿dónde se está almacenando la data captada por esos sensores (incluidos en los dispositivos IoT) que andan “tan campantes” por ahí en el hogar. También, es menester saber ¿Quién puede acceder a dichos datos? Para aterrizar el ejemplo, supongamos que su silla inteligente tuviera la capacidad de guardar datos sobre sus malas posturas durante cada periodo de uso y, luego, en el momento de pedir un tratamiento para la espalda, la silla fuera “chismosa” y le compartiera dicha información a su aseguradora o al médico de su entidad prestadora de salud. Es muy posible que alguna de las entidades anteriormente nombradas, simplemente proceda a negar el auxilio o tratamiento requerido. Todo debido a las malas prácticas al asumir posturas no recomendadas.
- ¿Los datos se guardan encriptados? Puede que los dispositivos IoT no sean chismosos pero, lastimosamente, tengan un nivel de seguridad muy bajo y, en el peor de los casos, un hacker pueda acceder a sus datos. Si estos no se encuentran debidamente encriptados, es muy posible que puedan ser robados y hasta comercializados. Por lo mismo, es fundamental validar: no sólo si se guardan encriptados sino, asegurarse que la comunicación entre dispositivos también lo está. No está de más, recomendar cambiar los passwords que vienen por defecto y generar nuevos de manera periódica.
- Servicio post-venta: Es muy bueno averiguar si hay alguna persona y/o grupo encargado de atender al público en materia de preguntas de seguridad, conectividad e integración. Puede que en algún momento se llegue a necesitar soporte o guía para lograr llevar a cabo proyectos de domótica, automatización o para resolver problemas debido al mal funcionamiento de las Cosas.
- Telemetría y monitoreo: A nivel de las Cosas, es relevante que los datos captados sean consistentes. Por esa razón, es importante contar con la información necesaria para determinar si alguna pieza de IoT empieza a tener un comportamiento anómalo o poco acertado (perdida de datos, inconsistencia o dificultad para conectarse).
- El contexto importa y mucho: No hay nada peor que una Cosa que no tiene contexto y no sabe como responder cuando usted u otros dispositivos interactúan con ella. Por ejemplo, imagínese un termostato que en lugar de elevar la temperatura de la calefacción cuando el ambiente esté muy frio, en lugar de hacerlo, proceda a bajarla aún más. En ese momento, seguramente, el nivel de tolerancia del dueño va a ponerse en juego y, este va a sentirse un poco frustrado o enojado con su dispositivo IoT.
- Reglas para borrar los datos o desregistrar los dispositivos: tal como todos los demás gadgets, las cosas también van evolucionando o cayendo en desuso. Por lo mismo es necesario conocer la forma de borrar los datos y sacar las Cosas del grupo de hogar o, simplemente, regalarla a otra persona. De lo contrario, muchos eventos desafortunados pueden ocurrir. Por ejemplo: un menor de edad o alguien ajeno al hogar, por medio de un simple comando de voz podría terminar pidiéndole a Alexa (Amazon Echo) que proceda a comprar un determinado gadget en Amazon, sin que usted tenga control alguno sobre dicha compra.
¿Falta algún consejo para interactuar con las Cosas Conectadas (IoT)?
Es posible que existan muchos más consejos para tener algo de paz mental al usar Cosas Conectadas (IoT) en el hogar, por lo mismo, sería ideal tener las opiniones de los lectores por medio los comentarios de este artículo, en Facebook o en Twitter.
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