Así como aun conservo mi primer iPhone también tengo mi primer iPad. Más por nostalgia y por recordar ese sentimiento de usarlo la primera vez, de maravillarme por su tamaño, por su peso, por su rendimiento. De pensar cómo diablos habían hecho los locos de Apple para meter todo un computador detrás de una pantalla.
El iPad original era el dispositivo perfecto para consumir información, para leer el periódico y revistas, para darle una mirada y evacuar los mails importantes pero que no requerían mayor trabajo, para ver una película y darle una pasada a las fotos que se tomaron en el último paseo.
Han pasado 7 años desde entonces y aunque su form-factor no ha cambiado mucho ahora Apple tiene 4 modelos diferentes de iPad – 2 Pro (el de 12.5″ y el nuevo de 10.5″), el iPad (de 9.5″) y el Mini (de 7.9″) – y sus casos de uso se han ampliado también a la producción de contenido y al reemplazo por completo de un laptop tradicional.
Hoy comienzo un par de semanas de prueba en la que utilizaré el iPad Pro de 10.5″ (+ Smart Keyboard + Apple Pencil + Leather Sleeve) como mi máquina principal (este articulo está siendo escrito 100% en él).
Y para empezar pensé que sería interesante ver qué tanto ha cambiado el iPad en estos 7 años, sobretodo desde el punto de vista de su hardware (haré varias notas sobre iOS 11 – que saldrá al mercado en Septiembre – más adelante).
A primera vista no son muy diferentes. El principio es el mismo. El Pro es una refinación delicada por fuera (pero agresiva por dentro) del concepto del iPad. Más alto (250.6mm vs 242.8mm), más delgado (189.7mm vs 174.1mm) y radicalmente más delgado – 54% – (6.1mm vs 13.4mm) que el iPad original.
Apple le dijo adiós a la curvatura de la parte trasera y le quitó un peso importante es de encima. Es casi 40% más liviano y su pantalla pasa de ocupar el 63.3% de la cara frontal a un 78.3% incrementando radicalmente la resolución (1668 x 2224 pixeles vs 768 x 1024 pixeles) y duplicando su densidad ( 265 ppi vs 132 ppi).
El iPad original no tenía cámaras mientras que el Pro tiene una cámara posterior igual a la del iPhone 7 de 12MP y una frontal de 7MP y pasamos de una configuración de memoria interna de 16 / 32 / 64GB a una de 64 / 256 / 512GB (este último es el que estoy probando).
Hay 2 temas adicionales que llaman mucho la atención del Pro:
- El primero es la capacidad de brillo y la baja reflectividad de la nueva pantalla. 600 bits y solo 1.8% de reflectividad según el propio Apple. Recuerdo tratando de ver algo en mi iPad original cuando estaba en la calle y hacía sol. Era una tarea titánica. En el Pro es perfecto.
- El segundo algo que Apple ha denominado Promotion y que permite que la pantalla cambie dinámicamente su ratio de refresco (refresh rate) de 24Hz hasta 120Hz (una pantalla LCD tradicional refresca a 60Hz). El efecto (de la mano de la capacidad de procesamiento del procesador A10 Fusion) – es difícil de explicar y, como he dicho en el pasado, hay que probarlo en vivo y en directo para entenderlo – es una capacidad de respuesta inmediata. Mover cosas, hacer scroll, agrandar o achicar objetos se convierte en algo casi tan real que parecen objetos físicos y no digitales, sin lags, sin demoras.
Ah! y casi se me olvida. Los 4 parlantes del iPad Pro acaban por completo con el nivel de audio, la claridad del sonido y el volumen que ofrecía el iPad original.
Con eso comienzo. Recordando y comparando. Les estaré contando como me va!