En este último año he tenido una relación de amor/odio con Evernote. En el pasado he dicho que Evernote es una aplicación crítica en mi caso de uso. Más que un procesador de palabra para tomar notas, como lo perciben muchos, Evernote es un archivador digital para mí. Solo para ilustrar mi caso de uso, en Evernote quedan guardados documentos, tarjetas, cuentas, papeles, lecturas. Es decir que casi cualquier cosa que tenga el potencial de ser útil en el futuro, queda digitalizada y guardada allí.
El gran valor que Evernote trae para mi es que la información siempre está a la mano, organizada e indexada, de manera que cuando la necesito, la puedo encontrar rápidamente. En el pasado Evernote hizo un esfuerzo especial por facilitar la captura de información. Así aparecieron en su momento aplicaciones especializadas como Hello y Food, hoy desaparecidas, que servían para capturar datos de contactos o recetas. En aquel momento todo se veía bien y Evernote se convirtió rápidamente en uno de los más grandes unicornios.
Pero Evernote se dejó tentar por el atractivo de las tecnologias sociales. Por desgracia, su implementación no fue afortunada. Otros jugadores como Slack o Asana se llevaron ese mercado con productos más versátiles y apropiados. De la misma manera, Evernote dedicó recursos valiosos a diseñar una línea de morrales y de organizadores de mesa, que aunque muy atractivos, agregan poco valor a los usuarios de la plataforma. Así Evernote, que dejó de invertir en la captura y organización de la información, empezó a perder su ventaja competitiva. Competidores como Microsoft con OneNote, Google con Keep y ahora Apple y notes empiezan a acercarse a las capacidades de Evernote.
A mediados de este año, finalmente el hilo reventó y Phil Libin entregó su posición como CEO. Para un unicornio, el gran problema de percibirse como atascado es que empieza a tener a dificultades para atraer el mejor talento. Sin talento, el producto pierde el momento creativo y se estanca aún más. Es en esencia, un círculo vicioso del cual muy pocos pueden salir.
La buena noticia es que mi sensación de hoy dice que Evernote esta retomando el camino correcto y pareciera que va a poder salir de su estancamiento. La primera muestra de esta afirmación la conocimos ayer. Una nueva versión de Evernote para iOS permite por primera vez hacer anotaciones a “mano alzada” sobre notas ya existentes en la aplicación. Mejor aún, la inteligencia artificial de Evernote es capaz de leer estas anotaciones, de manera que el usuario pueda buscarlas posteriormente. Tal vez se trate de una mejora menor respecto a lo que ya ofrecen algunos de sus competidores. Pero lo importante es que marca la primera mejora en términos de flujo de trabajo que recibe la aplicación en más de un año y desde que asumió Chris O’neill como CEO.
Ojalá llegaran otras más. Mi mayor dolor con Evernote tiene que ver y con la forma como se gestiona el almacenamiento de la información. En las aplicaciones móviles es posible designar ciertas carpetas como de almacenamiento local, todo lo demás reside en la nube. En la versión desktop, toda la información reside localmente lo cual acelera la aplicación, pero se convierte en un cuello de botella para quienes usamos máquinas con almacenamiento limitado. Ojalá se unificara el modelo para ambas versiones.