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La base del Metaverso no puede ser la publicidad!

No podemos cometer el mismo error que cometimos al pasar de la Web 1.0 a la Web 2.0. La publicidad no puede ser el motor del Metaverso

Las promesas que se hacen con relación a lo que podrá ser el Metaverso, los cambios que traerá a nuestra sociedad y los beneficios que podrá generar son amplios. Algunos expertos ven en el Metaverso una revolución del tamaño de la revolución móvil o aquella asociada al advenimiento y masificación del internet. 

 

Pero si queremos que eso pase, si queremos que se materialicen esas promesas, no podemos cometer los mismos errores que cometimos con el paso de la Web 1.0 a la Web 2.0. No podemos -no debemos- permitir que se utilice el mismo modelo del internet actual. Un modelo en el que la publicidad sea la base para el funcionamiento y la monetización de las experiencias de realidad mixta que poco a poco se irán tornando en habituales. 

 

Se imagina un escenario como este? 

 

 

 

Insoportable! ¿No? Como para volverse locos.

 

Lo peor de todo es que esta explosión de información, que sin duda alguna afectará (aún más) nuestra capacidad de concentración y de procesar información, es solo la punta del iceberg en un modelo de negocio que haría palidecer lo hecho hasta ahora por el complejo publicitario que ha fondeado la economía de la vigilancia, que registra cada click que damos, que analiza cada video que vemos y que hoy tiene tanta información de nosotros, de nuestros gustos e intereses que ya sus algoritmos nos pueden manipular sin que nos demos cuenta.   

 

Meta (la dueña de Facebook) es una de las compañías que más le están apostando al metatarso, al punto de generar pérdidas de más de $2,800 millones de dólares trimestrales en su desarrollo. ¿Cómo piensa Meta sostener ese nuevo universo? Con publicidad.

 

En los últimos 12 meses la compañía ha recibido decenas de patentes asociadas al monitoreo y medición de signos vitales de los usuarios de su Metaverso; el movimiento de las pupilas, la posición y movimiento del cuerpo, su respiración y, en fin, una infinidad de información biométrica que entraría a complementar aquella de nuestros comportamientos digitales para crear una “persona” (aún) más detallada con el fin de poder hiper-personalizar el universo digital que nos rodea (y mostrarnos “mejor” publicidad). 

 

A eso súmele una revelación hecha por TheMarkup.org esta semana: Facebook ha venido recibiendo información de pacientes que interactúan con los sitios web de clínicas y hospitales en Estados Unidos, incluso en las partes “seguras” de los portales en los que se requiere de un usuario y un password para acceder. 

 

Dentro de la información recolectada -y asociada al ID de los usuarios- se encuentra desde el nombre de los médicos tratantes, el tipo de citas que se han solicitado y hasta las razones médicas, incluyendo enfermedades, por las que son tratados. Palabras como “Alzheimer” o “Terminación de Embarazo” y los nombres de los medicamentos de los pacientes son compartidos no sólo entre los prestadores del servicio de salud y Facebook sino que hacen parte de los data-points que luego Facebook vende a los millones de empresas que utilizan la plataforma para realizar campañas de mercadeo y a los centenares de data brokers que se dedican a crear perfiles ultradetallados de las personas para vender a clientes privados y hasta a agencias gubernamentales. 

 

Ya hay 2 demandas al respecto.

 

La publicidad se pervirtió. Pasó de ser un medio por el cual se llegaba a un cliente a convertirse, como dice Scott Galloway, en un impuesto que pagan por los pobres y los iletrados digitales para acceder a productos y servicios a los que no tendrían acceso de otra forma. Recuerde. Si el producto o servicio es gratis, usted es el producto.

 

 

Hablando de este tema de pronto le puede interesar este artículo que escribí hace unos meses: ¿Ha participado en una subasta? Porque sus datos, sí! Creo que explica bien cómo la excusa de la publicidad es hoy la principal causante de que nuestra privacidad esté siendo amenazada.

 

Y no es solo el hecho de cómo nos espían. Hace unos días vi este meme, creo que en el Instragam de Alejandro Marin, que creo encapsula a la perfección cómo la publicidad se apoderó de industrias completas o, por lo menos, de los réditos de esa industria desviando los fondos de quienes producen el contenido (artistas, periodistas, etc) a las arcas de los grandes brokers de publicidad. Mientras que estos crecen y crecen los productores de ese contenido reciben tan sólo migajas de lo que producen.

 

 

La promesa del Metaverso es demasiado grande, y sus posibilidades demasiados vastas, para que dejemos que la publicidad la arruine y la convierta en algo peor que lo que tenemos hoy en día.

 

 

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