Desde hace ya mucho tiempo las máquinas persiguen superar a los humanos por medio de la tecnología. La Inteligencia Artificial no ceja en su empeño de demostrar que en pequeños time frames el hombre es incapaz de superar a las grandes computadoras. Esta afirmación toma más cuerpo cuando escuchamos decir a Ray Kurzweil, director de ingeniería de Google, que definitivamente las máquinas serán más inteligentes que el hombre en apenas 15 años, momento en el que serán capaces de aprender de las experiencias y hasta bromear. No en vano, intelectuales y tecnócratas han comenzado a expresar su preocupación por los avances que en materia de Inteligencia Artificial (IA) se vienen presentando.
En todo esto la IA se encuentra con un importante hándicap y es que no se duda de que una máquina pueda llegar a captar la información de su entorno a través de sensores y que pueda ofrecer una respuesta acorde a ella a través de un algoritmo matemático, pero difícilmente podrá percibir ni mostrar sentimientos o intenciones. La mente humana tiene la capacidad de inventar, engañar, aprender, sentir miedo, una serie de conceptos que están fuera del alcance de un robot que basará toda su eficacia en la memoria, la velocidad o la capacidad de procesar datos.
Esta carrera por la supremacía tal vez comienza allá por 1997 cuando una maquina llamada Deep Blue creada por IBM reta al campeón del mundo Gary Kaspárov en una partida de ajedrez. La máquina sucumbió al genio ruso, aunque un tiempo después se repitió el enfrentamiento con una segunda versión mejorada de la supercomputadora llamada Deeper Blue que consiguió derrotar al Gran Maestro de ajedrez, eso sí, rodeada de una polémica al sospechar Kaspárov que en algún momento puntual la máquina habría recibido ayuda humana con alguna de sus decisiones.
En aquellos años también IBM planteó otro reto en el que un software dedicado a la compra y venta de acciones se enfrentó a un grupo de personas con experiencia en el mismo campo. Se trataba de que la mitad del grupo debería vender títulos al mayor precio posible mientras la otra mitad debería comprar al precio más ventajoso, todo ello con unas cantidades de dinero y un tiempo fijados con anterioridad. La máquina superó a los humanos con un 7% más de beneficios.
Ahora un equipo de investigadores de la Universidad de Alberta en Canadá ha creado un algoritmo llamado Cepheus que según dicen es invencible jugando al póker en la modalidad de Limit Texas Hold’em en partidas entre dos jugadores. Su método se basa en un conjunto de ecuaciones llamado CFR (Conditional Random Fields) que aprenden de su propia experiencia.
Cepheus ha jugado simultáneamente en 4.000 computadoras durante 2 meses, con una capacidad para analizar más de 6.000 millones de manos por segundo, lo que viene a superar con creces todas las manos que ha disputado el hombre en la historia del póker. Aun así sus creadores reconocen que no es perfecto al 100% y que podría sufrir una derrota de cada 60 millones de partidas, lo que significa que su oponente tendría una oportunidad de derrotarle si jugara ininterrumpidamente contra el robot durante 70 años.
Lo más llamativo en el caso del póker es que se trata de uno de los llamados juegos de información imperfecta, según la Teoría de Juegos. Lo que significa que la información que se recaba del juego es incompleta y en muchas ocasiones falsa. Aun así Cepheus es capaz de imponerse utilizando una estrategia que aprende de los errores e incluso incluye los bluff (faroles) en su juego.
Ahora son muchos los que esperan ver un enfrentamiento de Cepheus contra uno de los grandes del póker como “Kid Poker” Negreanu o algún otro de sus colegas para ver si es cierto todo lo que se presume. Mientras tanto el que lo desee puede esperar su momento y enfrentarse aquí a la máquina.