La Reforma tributaria que actualmente corre en el congreso de Colombia está en el ojo del huracán. No solo divide al país desde el punto de vista político sino qué, además, representa retos inmensos para el mundo de la economía digital. Un segmento de la economía, que, no solo no depende de recursos naturales no renovables; sino que además puede ser escalable de manera global y genera cientos de miles de empleos. Lo que queda claro, hasta el momento, es que, para el Gobierno hay un doble racero con respecto a la economía digital y cómo debe tributar.
Sí pero no, igual y al revés.
Colombia está en mora, de legalizar de una vez por todas la relación que tiene con respecto a plataformas como Uber, DiDi o InDiver (servicios que generan ingresos para más de 150.000 familias). Por un lado y normalmente cerca a la época de elecciones, las tilda de ilegales y las persigue activamente con las fuerzas de policía en cada ciudad que operan (cuando no es algún concejalillo intentando conseguir votos), por otro lado, no tiene ningún problema en recibir o gravar con impuestos su gestión. Es como ser un restaurante que se reserva el derecho de admisión, pero aún así acepta el pago de cualquiera que se siente a cenar.
Ilegales para operar, pero no para tributar.
De igual manera, la reforma tributaria impactará a servicios de Streaming como Netflix, Amazon o Disney (nadie ve Apple TV así que no hay lío ahí), lo cual pone presión sobre un sistema que ya lucha contra la piratería y los accesos ilegales y que en un momento llegó a ser criticado por “competencia desleal” con respecto a los canales locales, ¿Recuerdan la “Ley Netflix”?.
Pero bueno, ¿qué es puntualmente lo que hay en la reforma que golpea tanto a la economía digital? Varias cosas, pero hay que poner especial atención a los artículos, 56, 57 y 58. En estos artículos se establece que, las plataformas (de cualquier tipo) que vendan más de 1.100 millones de pesos, que tengan dominio .co o que sobrepasen un número determinando de usuarios se entenderán como “domiciliadas en Colombia”, por lo cuál deberán pagar impuestos a la renta.
Pero el asunto se pone peor, hablemos por ejemplo de Rappi. A pesar de sus inmensas, enserio inmensas oportunidades de mejora, no se puede negar el impacto positivo que el App ha tenido en incontable negocios y familias a lo largo del país y cómo se ha convertido en referente para una economía digital que comienza a tomar vuelo, sin embargo, para ser un unicornio se necesita un nivel de inversión alto. Inversión que, de cara a la nueva Reforma Tributaria pasará a ser parte del patrimonio del emprendedor y por consiguiente pasará a tributar como tal ¿En qué cabeza cabe eso?.
Todo esto no sólo refuerza un doble discurso con respecto a muchas de las plataformas digitales que hay en el país; sino que, va en directa violación del TLC firmado con Estados Unidos que estable la imposibilidad de forzar de lado y lado el domicilio de alguna empresa en cualquiera de los países pero, más que eso, nos convierte en un país poco competitivo y atractivo para la innovación, inversión extranjera y creación de empresas digitales en Colombia.
Al parecer a la innovación digital, el gobierno le dice “Yo por allá no voy”.
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Andrés Felipe Sánchez