Hemos hablado varias veces sobre Transformación Digital aquí en TECHcetera (aquí hay varios de los artículos que hemos publicado). Hoy, aprovechando la reciente llegada de los nuevos alcaldes y alcaldesas a sus puestos en Colombia, me pareció interesante hablar sobre la Transformación Digital de las Ciudades.
Déjeme comenzar diciendo 2 cosas que creo son fundamentales:
- La tecnología no es la solución; la tecnología es sólo un habilitador para lograr esa transformación. No es salir a comprar un nuevo ERP, no es “meterle” Inteligencia Artificial a todo. No es armar un Centro de Comando Inteligente por armarlo y chulearlo de una lista. Es entender en dónde la tecnología hace sentido para cada ciudad, para cada entidad, para cada realidad específica, para solucionar un problema específico y utilizarla para eso.
- La Transformación Digital no es un tema que deba liderar la gente de tecnología. Es un proceso de cambio -de cultura, de procesos, de hábitos- que se apalanca en la tecnología para ser exitosa y que depende del trabajo mancomunado de todas las áreas de una o varias entidades.
La Transformación Digital es un proceso que debe partir de los objetivos estratégicos -en este caso de un plan de gobierno- para entender hacia dónde se quiere llevar el modelo de interacción de los ciudadanos con la ciudad, con las autoridades, con los prestadores de servicios públicos, con el medio ambiente y con sus conciudadanos de tal manera que se puedan optimizar dichas interacciones y construir modelos que sean auto-sostenibles y accesibles para todos.
Cuando se habla de transformar digitalmente una ciudad son miles las posibilidades, las iniciativas y los proyectos que existen pero creo que la mayoría se enmarcan en 5 aristas:
1. Facilitar la Interacción con el Ciudadano
Sea para facilitar el pago de impuestos, la emisión de permisos o certificados, para pedir una cita médica o aplicar a un cupo estudiantil, las ciudades deben propender por facilitarle la vida a sus ciudadanos. Y la tecnología aquí es una de las mejores soluciones.
Con procesos de autogestión, con la automatización de ciertas tareas y procesos, con el uso de portales transaccionales y con páginas web y aplicaciones en donde encontrar la información que se requiere sea fácil, es posible para una ciudad hacer lo que Amazon y Netflix han hecho para sus clientes y lo que los ha hecho tan exitosos: eliminar la fricción en el viaje del cliente (si quiere leer más sobre cómo lo han hecho lo invito a leer este y este artículo).
Aquí caben desde procesos de automatización de tareas hasta integraciones entre diferentes sistemas, construidos pensando en la necesidad de los usuarios y no de las entidades.
Tal vez lo más interesante es que al facilitar la interacción de los ciudadanos con las entidades normalmente se genera un producto secundario: se aumenta la productividad de los empleados de las entidades. Productividad que les permite tener un mejor balance vida/trabajo y que les permite enfocarse en tareas menos repetitivas y que generan más satisfacción.
2. Transparencia y Accountability
Gran parte de los problemas de corrupción que existen, esos que no salen en los periódicos pero que afectan a todos los ciudadanos en el diario vivir, se dan por la falta de acceso a la información.
Transparencia no es sólo publicar las declaraciones de renta de los funcionarios (aunque es un gran comienzo). Transparencia es que los ciudadanos -personas naturales o jurídicas- tengan acceso a la información de sus trámites para poder saber en dónde van, cuánto tiempo tomará en completarse y quién (y por qué) está demorado. Transparencia es que se utilicen modelos de contratación estandarizados, con calificaciones objetivas, en las que todos los interesados puedan validar los puntajes.
Transparencia es implementar iniciativas de Open Data para que los datos que produce la ciudad se puedan convertir en información sobre la que se puedan tomar mejores decisiones, no sólo por parte del gobierno sino de las empresas y de los ciudadanos que en ella habitan y que interactúan con sus instituciones.
Mejorar la transparencia mejora el accountability de todos los funcionarios públicos y los obliga a ofrecer el mejor servicio posible a sus clientes: los ciudadanos (naturales y jurídicos) de su ciudad.
3. Mejorar la Seguridad
Cada día 180.000 nuevas personas se mueven a una ciudad, según los datos de la OECD. Sin tecnología es imposible garantizar su seguridad.
Y aunque siempre que se habla de seguridad se habla de cámaras de videovigilancia (cada vez más inteligentes) hay otros temas que también son importantes, más cuando el número de servicios ciudadanos que están conectados a internet crece cada minuto.
¿Qué tal predecir aumentos del crimen utilizando Big Data y poder anticiparse con estrategias disuasivas? ¿Qué tal utilizar sensores de sonido para que en caso de un disparo las autoriades puedan saber dónde se dio y a qué horas ocurrió?
Pero seguridad no es solo eso. Si queremos transformar digitalmente una ciudad necesitamos blindarla digitalmente. Cada semana conocemos de algún caso de ransomware en el que alguna ciudad del mundo se ha quedado paralizada, en la que un hospital no puede atender la gente, en la que nada funciona porque un grupo de hackers ha ciber-secuestrado la información y los sistemas misionales de las entidades distritales.
En la medida en que nuestras ciudades dependen más de la tecnología, debemos enfocarnos más en proteger sus activos informáticos.
4. Sostenibilidad
Hoy por hoy las ciudades son las responsables del 75% del consumo de energía y del 80% de las emisiones de los gases del planeta. Para el 2050 el 70% de la población vivirá en zonas urbanas. Esto no es sostenible.
Es necesario repensar el modelo de ciudad para fomentar la producción y el uso de energías renovables, para controlar y disminuir la contaminación que estas producen y para optimizar la manera en que consumimos y desechamos.
Lo interensante es que los desarrollos tecnológicos de los últimos 10 años se han enfocado precisamente en estas áreas y son las que más retorno a la inversión están produciendo.
Edificios energéticamente autónomos, granjas verticales, coches eléctricos, redes de semaforización inteligente, etc., etc. se suman a campañas de concientización que poco a poco comienzan a generar cambios.
5. Inclusión
Una ciudad justa es una ciudad donde todos tienen espacio para participar, para proponer, para progresar. Es por eso que la educación es fundamental en un proceso de Transformación Digital de una ciudad.
Es la manera de crear un círculo virtuoso que atrae inversión (nacional y extranjera), que crea más y mejores empleos, que pagan mejor, que suben el estándar de vida de la población, que puede crear emprendimientos nuevos, que aumentan el recuado de impuestos, que se invierten en mejores colegios, hospitales, vías y seguridad, que atraen más inversión con lo que sigue se renueva el ciclo.
En un modelo de Transformación Digital de una ciudad es imperativo entender las necesidades de los empleadores locales y ajustar los planes de educación secundaria para que los jóvenes salgan suficientemente preparados para ser atractivos para esas empresas. Lo ha hecho Israel, lo ha hecho Sillicon Valley, los ha hecho Singapur, lo ha hecho Medellín.
Hoy por hoy tenemos un deficit de empleados capacitados en áreas tecnológicas que no podemos cubrir con las universidades que hay en la ciudad. Con tecnología es posible entrenar a esos muchachos, incluso desde el colegio, para que tengan oportunidades laborales.
Con tecnología es posible entender las áreas de conocimiento más demandadas y anticiparnos a los movimientos en la misma para ajustar las habilidades con que debemos preparar a nuestros jóvenes.
Con tecnología podemos optar por los mejores profesores para los mejores estudiantes y multiplicar su impacto sin necesidad de tenerlos a todos en un mismo sitio.
Si queremos hablar de inclusión, tenemos que comenzar por la educación y en la actualidad la educación está pasando por una de sus revoluciones más interesantes.
Nuestro ciudadano ha cambiado. La Democratización de la Tecnología lo ha conectado al mundo, lo ha vuelto más impaciente, le ha puesto la información -literalmente- en la punta de los dedos. Nuestro ciudadano quiere participar, opinar, proponer pero a la vez es más estricto en lo que espera de los servicios que la ciudad le presta y en los tiempos que está dispuesto a esperar.
Es por eso que las ciudades deben cambiar. Es por eso que deben transformarse. Y la tecnología es ese habilitador que les permitirá hacerlo.