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Las sorprendentes habilidades de los nativos digitales

Los nativos digitales dan permanentemente la impresión de haber nacido con habilidades cognitivas mucho más avanzadas, cuando de navegar en la web u operar aparatos tecnológicos se trata.

Todos los que no nacimos en las dos últimas décadas, al igual que quienes nacieron antes de los años 70, nos sorprendemos con frecuencia de las habilidades de las personas más jóvenes para el manejo de la tecnología y la interiorización de los múltiples procesos que implica el uso de los nuevos dispositivos.

Si bien las buenas prácticas en materia de usabilidad han dado como resultado el diseño de interfaces cada vez más intuitivas y sencillas que responden a las necesidades del usuario, también es cierto que los nativos digitales, quienes sólo han conocido la aproximación contemporánea a la tecnología, dan permanentemente la impresión de haber nacido con habilidades cognitivas mucho más avanzadas, cuando de navegar en la web u operar aparatos tecnológicos se trata.

Esta es la percepción que se tiene cuando vemos a niños que, sin haber aprendido a hablar o leer, ya tienen clara idea de encender el computador y buscar programas o ingresar a internet o, a pre-adolescentes manipulando con absoluta maestría SmartPhones, consolas de video juegos y otras clases de gadgets.

Abuelos, padres, tíos y, en general personas de mayor edad somos usualmente testigos mudos de estas destrezas excepcionales y muchos incluso llegan a creer que las nuevas generaciones tienen niveles de inteligencia mucho mayores que los nuestros.

No obstante, y sin el propósito de desvirtuar las enormes capacidades cognitivas de los nativos digitales, es interesante tratar de entender las razones que puede haber detrás de ellas.

Para empezar, aparte del interés natural que todo joven tiene por las novedades que se producen en su época, lo cual ya de entrada abre su mente a un mundo de posibilidades y talentos, es importante recordar que las habilidades cognitivas del ser humano siempre evolucionan en virtud de las características y exigencias de su entorno, y la capacidad de las neuronas para regenerarse y actualizar sus conexiones (plasticidad cerebral), nos capacita para adaptarnos a los cambios y responder a los nuevos desafíos. Este fenómeno, que está muy relacionado con los postulados de la teoría de la evolución de Darwin es lo que nos ha garantizado la supervivencia como especie a lo largo de millones de años.

Y en nuestra era, donde recibimos todo el tiempo colosales cantidades de información y los más jóvenes tienen a su alcance todos los medios para acceder a ella y usarla, es apenas natural que sus cerebros desarrollen las aptitudes para mecanizar todos los procesos que implica la relación con la tecnología, y en especial teniendo en cuenta que para ellos el único mundo conocido es este en el que vivimos actualmente.

Por otro lado, también vale la pena considerar el hecho de que nuestras generaciones, y especialmente las de nuestros padres y abuelos conocieron unas tecnologías muy distintas y vivieron por mucho tiempo en la inercia de ser meros receptores de lo que se producía a nivel de tecnología e información. Aunque ya muchos estamos familiarizados con los avances de la era digital, hay muchos que no han explorado estos nuevos terrenos, ya sea por falta de espacios, por temores sociales, o porque los imaginarios que heredaron al respecto les han limitado para aventurarse en el campo de la innovación.

Así el panorama, no es extraño que nos resulten tan sorprendentes las habilidades de los niños y adolescentes de hoy y que incluso se llegue a considerar erróneamente que somos menos inteligentes que ellos.

Claramente, no podemos negar que las nuevas generaciones poseen destrezas excepcionales para el uso de la tecnología y que, al parecer también están altamente capacitados para procesar grandes cantidades de información, pero es preciso recordar que no hemos evolucionado por el simple hecho de ser hábiles para ciertas tareas, sino fundamentalmente por nuestra capacidad de transformar la información y la experiencia en conocimiento útil, con miras a nuestro propio bienestar.

Es por eso que quienes ya hemos sido formados a base de experiencias y hemos, de esa forma, logrado cosas significativas en nuestra vida estamos en la obligación de orientar apropiadamente las aptitudes de los nativos digitales para lograr que ellos también puedan ser gestores asertivos de su conocimiento y creadores de buenos futuros.

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