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Las virtudes e inconvenientes del e-learning

El e-learning, puede llegar a ser tan provechoso como inútil, dependiendo de la manera como nosotros mismos nos aproximemos a él.

Aprender es una meta cada vez más alcanzable, dadas las múltiples posibilidades que día a día nos abren las nuevas tecnologías para acceder a la educación formal e informal y los millones de herramientas disponibles online para la formación en prácticamente todos los campos imaginables.

Paralelamente a la continua proliferación de ofertas dentro de los tradicionales sistemas educativos presenciales y al acceso ilimitado a la información que tenemos gracias al internet, aumenta exponencialmente la cantidad de nuevas ofertas de educación online que cada día se ponen a nuestro alcance.

El aprendizaje electrónico o e-learning representa hoy una buena alternativa de formación que rompe las barreras espacio-temporales y flexibiliza la manera como accedemos a diversas opciones educativas, desde cursos informales hasta programas de maestría y doctorados.

Con plataformas en la que se integran aplicaciones de hipertexto como el correo electrónico, los foros de discusión, la mensajería instantánea, así como video chats, herramientas interactivas y nuevos desarrollos audiovisuales, la educación a distancia es, además de una opción práctica y relativamente económica, una tendencia que toma fuerza en la búsqueda de conocimiento calificado.

Flexibilidad y autonomía son los conceptos centrales alrededor de los cuales gira el valor del aprendizaje electrónico y que explican el hecho de que muchas personas opten por él. En cuanto al concepto de flexibilidad, es claro que el e-learning abre toda una gama de opciones  en espacio y tiempo, ya que permite a las personas ingresar a las plataformas desde cualquier lugar del planeta y en el momento que lo deseen, con lo cual pueden manejar su tiempo con absoluta libertad.

Con respecto a la autonomía, la educación online, más que la educación tradicional, le da el poder a las personas para ser gestores y responsables de sus propios procesos de aprendizaje y les ofrece un mundo de posibilidades para enriquecer sus conocimientos, a través de toda la información disponible en la red.

Todo esto, sumado al hecho de que formarse a distancia ayuda a disminuir los costos que se generan por los desplazamientos, la compra de materiales y otros gastos en los que normalmente se incurre en la educación presencial.  

No obstante, es importante reconocer que así como el e-learning tiene grandes ventajas, también tiene sus debilidades.

Para empezar, consideremos el aspecto técnico: el hecho de que muchas personas estén en lugares apartados y no puedan acceder a la educación tradicional, puede significar también que no cuentan con la tecnología para tomar opciones educativas online o que poseen conexiones a internet de baja calidad que hacen muy complicada la ejecución de aplicaciones y programas. De hecho, este es un inconveniente que se ve incluso en las grandes ciudades, ya que las conexiones lentas son, entre otras cosas, el reflejo del bajo poder adquisitivo de las personas. Este es un aspecto que impone responsabilidades, más que al sistema mismo del e-learning,  a los gobiernos y entidades encargadas de proporcionar a los ciudadanos el acceso a las Tecnología de Información y Comunicación.

Otro aspecto crucial es la calidad de los programas. Al igual que en la educación tradicional, pero tal vez con más intensidad en la educación electrónica, proliferan las ofertas de baja calidad y no siempre es fácil comprobar la idoneidad de las instituciones que imparten programas de formación. Aquí, se hace evidente la necesidad de remitirse a instituciones reconocidas que garanticen la calidad de estos.

Por otro lado, el aprendizaje electrónico limita considerablemente la interacción con otras personas, lo cual es una necesidad innegable en la construcción del conocimiento. Si bien, existen herramientas tecnológicas que permiten interactuar con otros, es claro que el contacto físico es un intercambio comunicativo esencial, no solo en la educación, sino en nuestro propio proceso de crecimiento como seres humanos.

Finalmente, en cuanto a la autonomía y flexibilidad que ofrece la educación online, esta es una ventaja que puede transformarse en inconveniente si las personas que recurren a ella no tienen una disciplina para desarrollar las actividades que se les asignan y no se imponen a sí mismas un trabajo constante. La autonomía exige compromiso y autogestión, y en la educación, como en otros aspectos de la vida, entenderla erróneamente puede traer problemas.

En conclusión, el e-learning, una más de tantas grandiosas posibilidades que el desarrollo tecnológico ha puesto en nuestras manos, puede llegar a ser tan provechoso como inútil, dependiendo de la manera como nosotros mismos nos aproximemos a él, de la tecnología con la que contemos y la responsabilidad que asumamos frente a los procesos de formación que él nos posibilita.

Una vez más, se hace visible la idea de que no nos basta la simple presencia de la tecnología para apropiarnos del conocimiento y trazar la ruta de nuestra evolución, sino que requerimos ser gestores responsables de ella para hacer realidad las metas que tenemos como individuos y como sociedad.

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