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Legoland: Una ciudad que no es sólo un juego

Conozca la tierra del Lego y algunas particularidades sobre su modelo de negocios.

Hace ya varios días Samir publicó un articulo llamado “Una Mirada al Lego del Siglo XXI”, en el cual se mostraba un recorrido por la historia de estos maravillosos bloques que han sido muy innovadores, desde el momento en el cual le introdujeron el concepto de “sistema” a la producción de juguetes. Al ver el video (que además se muestra a continuación ya que hace parte fundamental del artículo), me di cuenta que la animación no le hacía justicia a lo que realmente es Legoland (o la tierra del Lego), puesto que se quedaba corta en describir la majestuosidad no sólo de las estructuras y figuras que se arman con estos bloques sino también el modelo de negocios.

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Es increíble cómo el ser humano suele ser influenciado por el ambiente que lo rodea; por ejemplo, para un padre, tío o familiar de un niño es fácil esquivar el deseo de comprar juguetes de un menor cuando, por cosas de la vida, en un centro comercial se cruzan con un almacén especializado en juguetes (o juguetería que llaman en el lenguaje coloquial) y se pueden hacer peripecias para mantener la atención del infante  enfocada en un helado, un chocolate o cualquier dulce que ayude a acelerar el paso mientras se pierde de vista el sitio en cuestión.

En cambio, cuando por  buena suerte uno se ve a las puertas de la tierra del lego, en donde la estimulación visual de los paisajes, colores y hasta sonidos llena por completo el panorama, es una tarea casi imposible  visitar sólo las atracciones y evitar comprar uno que otro Lego.

El modelo de negocio esta muy bien pensado, por lo mismo, se nota que la compañía no solamente ha tenido en cuenta cosas básicas como la presentación de los bloques sino también:

  • La acomodación de los visitantes del parque que no vivan en los alrededores y para eso tienen su propio “Lego Resort”.
  • Las entradas al parque pueden ser para una o varias personas o familias e, incluso, múltiples entradas para aquellos que planean visitar Legoland en más de una ocasión.
  • El parqueadero no es gratuito pero muchas veces esta incluído en el costo de algunos tipos de entrada.
  • Existen atracciones  que tienen un costo adicional no incluído en el tiquete de entrada al parque. Tal es el caso de la escuela de conducción (conveniente mente patrocinada por Hyundai ) en la cual los niños entre los 7 y los 13 años pueden obtener su propia licencia y empiezan a sensibilizarse acerca de la importancia de las señales de tránsito. Curiosamente mientras los padres esperan, pueden recibir promociones y la ficha técnica del algunos modelos del fabricante a través del BlueTooth  del SmartPhone.

    Legoland: Academia de conducción

    Legoland: Academia de conducción

    Otro caso muy interesante de actividad con un costo extra que vale la pena visitar, es el Centro Mindstorms en donde los niños pueden aprender a programar unos robots de Lego (usando el lenguaje  de programación orientado a objetos) para que ejecuten algunas labores relativamente simples, en donde se experimenta de primera mano, la interacción entre el “Software y Hardware”. Allí los niños podrán vivir de primera mano los primeros ¨bugs¨ o errores de programación, que seguramente acompañarán a los futuros ingenieros durante toda su vida.

    Legoland

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  • Los sitios de alimentación, dentro del parque temático, hacen el mejor uso posible del poder de la marca para vender la comida y encajar con el ambiente; por lo que pude observar, las mamás no tenían problema para hacer que los niños se interesaran en la comida o en los recipientes contenedores de la misma.
  • Al salir de cada una de las áreas del parque divididas por actividades, se encuentran tiendas  o “gift shops”  convenientemente instaladas, en donde los niños, adolecentes y adultos salen  a gastar su dinero frenéticamente para adquirir un juguete, figura, postal o cosas similar que,  en el futuro, les recuerde lo bien que lo pasaron en el parque.

Todo esto muestra, tal como lo afirma Samir, que más allá de simples fichas con un sistema de ensamble, el Lego se ha convertido en toda una cultura que se ha desbordado hacia video juegos, objetos tecnológicos, ciudades y hasta narrativas, que ayudan a los pequeños a aprender más sobre el intrincado mundo que les espera  cuando sean adultos.

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