Seguro en los últimos días ha leído, visto y escuchado MUCHO sobre el Note 9. Y es que con su llegada a nuestros mercados el equipo de Samsung lo ha puesto en manos de periodistas e influenciadores para que sean ellos (nosotros?) quienes mostremos lo que la máquina puede hacer.
- Las fotos son hermosas (pueden ver algunas que tomamos en nuestra cuenta de Instagram y seguir los hashtags #Note9 y #CrearEsPoder).
- La pila es absurda.
- Y la mezcla del procesador de 2.7GHz y los 8GB de RAM es deliciosa, especialmente para cuando exige al máximo el dispositivo.
Pero hoy quiero hablarles de 2 características de las que no se ha hablado mucho y que, a mi parecer, son las más cool del Note.
Refrigeración Líquida
“Water Carbon Cooling” lo llama Samsung. Y aunque el Note 9 no es el primer dispositivo que se enfría por medio de un líquido, este nuevo sistema mejora la disipación del calor de tal manera que cuando esté en medio de su batalla de Fortnite su Note 9 ni se ralentizará ni se calentará como otros dispositivos.
Y es que si uno logra controlar la temperatura del procesador, este no solo funciona mejor sino que dura más. El sistema es super complejo (y toda una obra de ingeniería como pueden ver en la imagen) pero en un lenguaje que todos podamos entender, funciona así:
Cerca del procesador existe 2 tubos (se llaman Thermal Interface Materials o TIMs) en el que hay un líquido refrigerante (agua). Una vez el procesador se calienta, incrementa la temperatura de dicho líquido a través de uno de ellos hecho de fibra de carbón hasta que se evapora y el calor se aleja del procesador. Una vez evaporado, el vapor se mueve hacia el disipador y un tubo de difusión en donde se enfría y vuelve a su estado líquido que luego vuelve y comienza de nuevo el ciclo.
¿Geeky, ah? Lo más interesante es que la compañía ha logrado, en el mismo espacio que el Note 8 y uno muy parecido que el de los S9, introducir un sistema más robusto que incluye además de los TIMs una capa de cobre que mejora la transferencia de calor entre los materiales, aumentado (radicalmente) la disipación del calor. Y además, el tubo de despliegue es casi 4 veces más grande que el S9, permitiendo que se disipe el calor sobre una superficie de mayor área (350mm3 vs 95mm3 del S9).
El Poder de los Supercapacitadores
Para nadie es un secreto que el killer-feature de la familia Note es el S-Pen. Es lo que o diferencia de otros “teléfonos grandes”, fue la razón de la creación de la categoría de los phablets y es lo que lo hace único en el mercado. Y en el caso del Note 9 el S-Pen sí que es especial e importante.
Porque ahora el S-Pen involucra conectividad Bluetooth y el botón del lápiz cumple funciones como la control remoto (para la cámara o para presentaciones). Claro, esto hace que necesite energía (los anterior no requerían) pero dado lo angosto que es el lápiz pensar en una batería puede ser algo complejo.
Dígale hola a los ultracapacitadores (o supercapacitadores, como prefiera).
Un Ultracapacitador es lo inverso a una batería. No es muy bueno para guardar energía pero su velocidad de carga es casi inmediata. Y fue ahí donde Samsung le apostó a esta tecnología para darle poder al S-Pen del Note 9.
El S-Pen de este Note tiene una autonomía de 30 minutos. Es decir, que usted lo saca de la ranura y puede usarlo todo lo que quiera pero a los 30 mins las funcionalidades Bluetooth se quedan sin corriente. Para recargarlo sólo hay que introducirlo en la ranura y esperar menos de lo que se demoró en leer este párrafo (30 segundos). Boom! Ya quedó cargado nuevamente.
¿Cool, no?
A veces nos quedamos en las banalidades de los equipos. A veces nos vamos a las mismas discusiones de mesas y gigas y se nos olvida TODO lo que tienen por dentro, toda la tecnología (de verdad verdad) que se necesita para que cuando saquemos el smartphone del bolsillo todo funcione a la perfección.