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De los “Vestibles” a los “Ingeribles”

¿Se tomaría usted una píldora o pastilla “inteligente”? Váyalo pensando porque ya está en el mercado la primera de estos productos para uso médico

¿Se tomaría usted una píldora o pastilla “inteligente”? ¿Una que pueda ser monitoreada por internet, o que pueda transmitir imágenes de por donde va pasando por dentro de su cuerpo? Una que libere miles de pequeños nano-robots que entren a su flujo sanginueo para medir o controlar cierta anomalía?

Gracias a los avances tecnológicos y a la Ley de Moore, los “computadores” son cada vez más pequeños y son cada vez más los diferentes modelos de wearables (o “vestibles”) que vemos en el mercado: relojes, gafas, zapatos, camisetas, chaquetas y hasta audífonos que ofrecen funcionalidades específicas pero que al final recogen una cantidad importante de datos y se conectan a internet para compartirlos (Connet & Collect).

La salud parece ser el killer feature de estos dispositivos y por lo tanto, su evolución natural es algo más pequeño, algo que ya no nos pongamos sino que podamos ingerir. 

Con ustedes los “Digestibles”

Y así comenzamos a ver lo que ya se conoce como ingeribles (digestibles, en inglés). Dispositivos miniatura encapsulados en pastillas que parecen tradicionales que pueden ser ingeridos sin generar ningún tipo de problema para sus pacientes pero que recolectan y transmiten información. 

La Abilify MyCite es la primera píldora “rastreable” aprobada por la FDA en Estados Unidos. La droga, un anti-sicótico utilizado en el tratamiento de enfermedades como la esquizofrenia y el desorden bipolar, tiene un sensor del tamaño de un grano de arena que produce una señal cuando entra en contacto con los ácidos del estómago, enviando una señal al smartphone por medio de un parche que el paciente debe utilizar.


Así, el doctor por puede saber si el paciente se tomó o no la medicina, con qué regularidad y en qué horarios.

Esa información puede complementarse con otros datos: de ejercicio, de signos vitales y hasta de pequeñas encuestas (por ejemplo de cómo se siente la persona en momentos determinados del día) para generar un mapa informativo más completo y constante que lo que tenemos hoy en día, permitiendo personalizar los tratamientos para cada paciente y ahorrándole plata al sistema de salud. 

Pero no es la única. Ya en el mercado hay pequeñas cámaras, del tamaño de una pastilla, que pueden reemplazar procedimientos como la colonoscopia y que puede medir el Ph, la temperatura y hasta la velocidad a la que se mueve el tracto intestinal de los pacientes.  

En medio de esta 4ta Revolución Industrial en la que vivimos (¿ya oyeron nuestro podcast del tema?), la miniaturización de componentes básicos tecnológicos permitirá que todo sea un computador y que los ingeribles se vuelvan tan comunes como lo son hoy los medicamentos. Esa es la promesa real del Internet de las Cosas.

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