Creo que la parte que más me gusta de probar un nuevo dispositivo son las primeras horas, el primer par de días, esas primeras interacciones en las que uno puede enfocarse en cada nuevo detalle y en cada cambio, en especial si uno compara ese dispositivo con alguno anterior con el que ya está familiarizado.
Y esa es precisamente la razón de ser de este artículo: llevo un par de días probando el nuevo MacBook Pro de 14″ con un chip M1 Pro el cual cuenta con una CPU de 10 núcleos y una GPU de 16 núcleos, 16GB de memoria unificada y un disco de 1TB y quisiera compartir con ustedes mis primeras impresiones.
Para que entienda de dónde vengo lo invito a leer mi review del MacBook Pro de 13″ del año pasado, el primero de los computadores de Apple en incluir un chip propio -el M1- que he usado durante este tiempo como mi máquina principal y que adoro porque me parece que tiene todo lo que uno necesita (y más).
Al sacarlo de la caja sentí que era mucho más pesado y mucho más grande que el de 13″ y aunque estaba en lo correcto la verdad es que la diferencia no es tanta: son sólo 0.2kg adicionales, 0.85cm de ancho y 0.98cm de profundo adicionales e, incluso, el de 14″ es 0.01cm menos alto que el 13″ aunque tiene más volumen pues tiene un diseño más cuadrado.
Un diseño que creo evoca los Pro cuando eran realmente para Profesionales, algo que creo que con el lanzamiento de los nuevos M1 Pro y M1 Max la compañía vuelve a hacer y a segmentar claramente. Antes de abrirlo y de configurarlo el cambio más notorio es la reaparición del puerto HDMI y el lector de tarjetas SD integrados en el dispositivo y la reintroducción del puerto Magsafe, ahora con carga rápida.
Pero el gran WOW, el momento en el que uno realmente ve la diferencia es cuando se prende la pantalla. Y no es por la pulgada adicional que trae el nuevo MacBook Pro; es porque el nuevo modelo elimina los bordes casi que por completo, salvo por el pedazo del notch. Y porque incorpora, por primera vez en el MacBook la tecnología ProMotion con lo que la nitidez y velocidad de respuesta de las imágenes se mejora sustancialmente. Y porque la pantalla del nuevo MacBook Pro de 14″ es de mini-LED y tiene casi 6 millones de pixeles (1.8 millones adicionales -un 45%) adicionales a los del MacBook Pro de 13″. Pero además es porque mientras el de 13″ tiene un brillo de 500 nits, el de 14″ sube hasta 1000 (con la posibilidad de llegar a 1600 en casos particulares). Para mis “ojos de lince” esta pantalla es una cosa fantástica.
El sonido mejora radicalmente gracias a los 6 parlantes integrados y el teclado se siente un poco más suave, más natural, aunque a mí el teclado del de 13″ me encanta. Y gracias al bump (por fin!!) de la cámara FaceTime a 1080p y el mejor ISP del procesador me he visto mucho mejor en las videollamadas que he realizado en estos días.
Es, claramente, un Macbook, manteniendo el diseño y el look & feel general de la marca pero tiene un look un poco más retro. Cerrado se parece más a los Macbook pre-MacBook Air que a los nuevos dispositivos, más a los equipos de hace década que a los actuales.
Y al abrirlo y utilizarlo vuelve uno a la comodidad de lo ya conocido, de lo que funciona. Donde sí he visto la diferencia es en la falta del Touch Bar, un elemento que sé que no muchos usuarios aprecian pero para que mí ha sido parte esencial de mi flujo de trabajo desde hace años y que he extrañado en estos días en cosas tan sencillas como el poder incluir un emoji o las sugerencias del autocorrector cuando escribo.
No podido probar, aún, la potencia del M1 Pro con alguna tarea que use excesivamente capacidad de procesamiento (haré un post específico para ese tema) pero en las tareas del día a día, mundanas y tradicionales, aún no he notado diferencia. Eso sí, creo que esta batería dura un poco menos que la del de 13″, algo que verifiqué en la documentación oficial de la marca.
¿Es para usted este equipo? No lo sé. Me atrevo a decir que para la mayoría de nosotros el chip M1 Pro es demasiado y el M1 es más que suficiente. Claro, a menos que usted sea un diseñador gráfico que trabaja con archivos de vectores inmensos, un modelador de 3D, un fotógrafo que procesa imágenes raw de decenas de millones de pixeles y que debe retocar y hacer cambios de posiciones de luz, un productor de video en 8K o que utiliza realidad aumentada, un desarrollador de software que compila proyectos complejos o un arquitecto que maneja planos tridimensionales de gran tamaño (como mi amigo Jorge que anda feliz con su nuevo MacBook Pro).
Es decir, este es un equipo para usuario Pro. Pro de Profesionales. Esos que, como dije el día del lanzamiento, no miran cuánto cuesta el dispositivo sino cuánto les puede ahorrar. Esos que no dudan entre un M1 y M1 Pro porque entienden la diferencia y el impacto que el nuevo chip puede tener en su productividad.
Por ahora estoy enamorado. Por ahora comenzamos bien. Ahora es momento de poner a prueba la potencia del chip y del nuevo MacBook Pro de 14″.