Tradicionalmente cuando se habla de un proyector como tal, se tiene el concepto de un aparato que hace su magia y, como su nombre lo indica, “proyecta imágenes y/o videos” amplificadas en superficies, como un telón o sustrato especial que acentúan la definición del color. Hasta ahí todo suena normal; como es natural en el momento de utilizarlo suele existir una persona que lo utiliza para ampliar y mostrar los contenidos de una presentación, video, imagen y otros… Ahora bien, si se trata de un recinto en el cual hay público, éste se queda relegado a la simple función de “calentar asiento”, visualizar y/o comentar lo que que se muestra a través de este maravilloso aparato que amplia la resolución de los contenidos.
Basado en lo anterior, recientemente fui a una presentación en la cual me disponía a ver lo de siempre: la resolución de un proyector, la definición del color, el sonido o, incluso, la variedad de entradas que podía soportar; qué más le puede ver uno a un dispositivo de esos? Pero, después de unos minutos y luego de advertir cómo el presentador configuraba el espacio útil donde se iban a presentar los contenidos usando una especie de marcador, mi atención se enfocó en ese adminículo: era “el papá de los marcadores”, parecía “una crayola blanca” a la cual le habían inyectado hormonas de crecimiento. Pero después de ver al personaje interactuar con lo que hacía varios minutos antes era un simple muro, y convertirlo en una especie de tablero en el cual podía escribir usando “el marcador” previamente mencionado, me di cuenta de lo poderoso que podría ser dicho proyector en las manos adecuadas para generar la interactividad del caso.
Las posibilidades para el aprendizaje son innumerables: desde clases de dibujo, juegos para enseñar palabras como “el popular ahorcado”, hasta pruebas interactivas de selección múltiple en donde los universitarios pueden pasar al frente y demostrar sus conocimientos usando este adminículo. Ahora bien: si se traslada el producto a otro contexto como el laboral, podría cambiar la historia de las “lluvias de ideas” (realizadas en sitio), tan populares al iniciar la planificación de un proyecto de innovación y convertirlas en un proceso más fluido, dinámico e interactivo.
Pero bueno, nada mejor que ver la explicación del producto de la mano de un experto; por lo mismo, los dejo con este video que muestra las bondades y virtudes de este proyector Epson Brightlink 485.
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