Tal como lo decía anteriormente en otro artículo, con el tiempo los proyectores o “Video Beams” como se les llamaba anteriormente de manera muy “chick”, han dejado de ser aparatos “suntuoso”, adminículos para “ver y no tocar”, objetos dignos solamente de los millonarios, para, finalmente, llegar a “mezclarse” con el “ciudadano de a pie”. Por lo mismo, ya no es para nada extraño ver un “aparatejo” de estos en la casa de una persona común y silvestre para fines de productividad y entretenimiento. No nos digamos mentiras: a quién no le gustaría complementar su teatro en casa con un “gadget” capaz de proyectar imágenes de más de 80 pulgadas (tamaño que actualmente no podría alcanzar con un TV debido al elevado costo)?
Pero, al igual a como lo expresaba en el primer artículo sobre este tema, la mayoría tiende a preguntarse si podrán llegar a reemplazar al TV en diversas ocasiones? La respuesta a esa pregunta depende del caso de uso de cada usuario, ya que hay productos que pueden agrupar diversas funciones. Por lo mismo, voy a dar algunos ejemplos para ilustrar las ventaja de cada uno en ciertas situaciones:
- Si lo que se necesita es imágenes en ultra alta definición y nada de movilidad (la fuente de la imagen no va a cambiar de lugar por días), lo mejor es un TV que de muchas prestaciones y no requiera una iluminación especial.
- Si la idea es adecuar ciertos espacios del hogar para eventos temporales y rápidos en donde la necesidad es poder agrupar a cierto número de personas para ver deportes, películas, fotos, videos o similares, lo mejor es un proyector que sea fácil de mover y enfocar para lograr adaptarse al espacio.
- Si lo que se quiere es economía, la compra inicial de un TV Ultra HD suele ser más costosa (en el caso de la relación de costo por pulgada para tamaños superiores a 42”), pero implica menos costos de mantenimiento que un proyector,dado que a estos últimos con el tiempo es necesario cambiarles la lámpara (aproximadamente después de 800 y 1.500 horas de uso).
- Si se busca facilidad en materia de configuración, generalmente hay que tener en cuenta que al usar un proyector no se debe empotrar nada ni se requiere mobiliario especial como en el caso del TV. Pero, en el momento de uso, el TV suele tener bastante simplicidad, ya que una vez conectada la señal por cable o televisión nacional basta con prender el dispositivo y, listo! En cambio, en el caso del proyector, se deben controlar aspectos como la iluminación, foco y la distancia de la proyección.
Como dicen por ahí: “unas por otras”. Cada dispositivo tiene sus puntos fuertes; por tanto, la decisión de compra depende del caso de uso de cada uno. Pero nada mejor que ver al experto para entender los pormenores de la experiencia de uso.