En diciembre pasado TSMC, el principal fabricante de chips del planeta, anunció con bombos y platillos la entrada en operación de su nueva fundición capaz de producir chips de 3 nanómetros, luego de los problemas que tuvo el gigante Taiwanés durante 2022 para corregir varios errores en el proceso de fabricación de los que serán los chips más pequeños (y potentes) hasta ahora.
Un Nanómetro (nm) es una medida de longitud equivalente a una mil millonésima de un metro -es decir que en un milímetro caben un millón de nanómetros- y es la medida estándar sobre la cual se mide la distancia entre los transistores de los microprocesadores que utilizamos en prácticamente todos los dispositivos electrónicos que nos rodean. Entre menos nanómetros haya entre dichos transistores, más eficiente puede ser el chip funcionando más rápido y generando menos calor. En la actualidad, el grueso de nuestros dispositivos móviles utilizan chips de 5nm mientras que nuestros computadores tienen chips que oscilan entre los 5 y los 9 nm, dependiendo del fabricante.
La carrera ha sido ardua y, a la fecha, TSMC es el único fabricante en el mundo capaz de producir chips de 3nm en masa dejando atrás a compañías como Intel, Qualcom y Samsung (este último ha indicado que ya tiene la capacidad de fabricación pero no ha completado una producción completa de chips de estas características).
Y esta semana conocimos TSMC ha vendido la totalidad de su primer bache de producción a un sólo cliente: Apple. La compañía de Cupertino ha adquirido la totalidad de los chips para ser utilizados en la fabricación de los Chip A17 y M3 que soportarán sus nuevos iPhone, Mac y, seguramente, su nuevo visor de realidad mixta.
Es una jugada que nos recuerda aquella hecha por Tim Cook –circa 2005- cuando convenció a Steve Jobs, al resto del equipo directivo y a la junta directiva de la empresa de que desembolsaran más de $1,200 millones de dólares para prepagar el inventario de memorias NAND flash que necesitarían por los próximos 5 años, de tal manera que la compañía pudiera “producir tantos iPods como el mercado demande” (palabras del propio Jobs).
El negocio, o mejor la inversión, terminó beneficiando a Apple un par de años después cuando, con la llegada del iPhone, la compañía multiplicara su consumo de este tipo componentes y cuando, un año después, se diera la escasez de algunos de los mismos componentes empujando los precios hacia arriba para los demás compradores (Cook había negociado términos de precio por los 5 años desde el comienzo).
La historia se repite y con la compra de la totalidad de la producción de chips de 3nm del único fabricante capaz de producirlos podemos decir que sólo habrá un smartphone en el mercado con esta tecnología -el iPhone- separando aún su rendimiento del de su competencia y garantizándole el abastecimiento de uno de los elementos más críticos para la producción de sus dispositivos en un año que es clave para la compañía.