La revolución le ha permitido a los taxistas y dueños de taxis bajar sus costos operativos (fíjese sólo en la afiliación a una compañía de taxis que cuesta más de $120Mil mensuales vs lo que Tappsi les cobra a sus afiliados y verá ahorros de al menos 60%) y le ha dado la opción a los usuarios de conseguir un taxi de forma segura y rápida usando una App que incluye funciones súper interesantes como geo-posicionamiento y datos del conductor que lo recogerá. Ha sido una disrupción que le ha dado dinamismo al mercado y que ha impulsado la llegada de otras aplicaciones similares al país como EasyTaxi e incluso Uber.
Todo era perfecto…. hasta que algún taxista se dio cuenta que podía explotar el modelo para sacarle más plata a los usuarios.
Gran idea!, no? En principio parecía que sí pues incorporaba un modelo económico avanzado de oferta-demanda a la prestación del servicio. Sin embargo, como las tarifas están reguladas el único que puede perder es el usuario y el problema es que la “propina” pasó de ser un “opcional” a ser un “requerido”. No es suficiente con los ahorros que Tappsi les genera a los taxistas. Ellos quieren más. Ellos lo quieren todo.
Hoy por hoy es prácticamente imposible tomar un Tappsi sin pagar la “propinita” especialmente en las horas pico. Los taxistas, que están cerca de los usuarios han decidido no responder las solicitudes inmediatamente sino esperar a que el desespero de los usuarios se convierta en plata. Y así el capitalismo salvaje, el mismo que los lleva a pedir la llamada prima de navidad, se suma a un gremio que actúa como mafia (se acuerdan cuando bloquearon la ciudad hace unos años?) y en gavilla (no ha visto lo que pasa cuando alguien es tan desafortunado de estrellarse con un taxista?) para destruir lo que tanto han ganado con la llegada de la tecnología al sector.