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“Todo” as a Service

En la medida en que existe más y mejor disponibilidad, nuestra sociedad ha pasado de un modelo de…

En la medida en que existe más y mejor disponibilidad, nuestra sociedad ha pasado de un modelo de posesión (ownership) a un modelo de acceso en el que se maximizan los beneficios de los productos y servicios.

Piense en la energía eléctrica. Al comienzo aquellos que querían tenerla tenían en sus propiedades planta eléctricas con las que producían la energía que necesitaban. Sin embargo, con la masificación de la energía eléctrica pasamos de un modelo de posesión a un modelo de acceso en el que usted lo único que debe hacer es prender un switch y luego pagará por el consumo real que tuvo durante un período específico de tiempo.

A nivel de Energía estamos empezando a ver una tercera fase. Aquellos que tienen grandes necesidades de consumo mezclarán la posibilidad de acceso con la creación propia de energía, no sólo para si mismos sino para venderle energía al sistema. Compañías como Google han invertido miles de millones de dólares en granjas de energía renovable que más que ayudarles a bajar sus costos pueden suplir sus necesidades energéticas e incluso entregar energía de sobra a un sistema de interconexión tradicional.

Así como los servicios públicos los vemos y tratamos como eso, como un servicio, muchas otras industrias se están convirtiendo en servicios. El software es un mercado en el que las ofertas de Software as a Service (SaaS) crecen y se multiplican cada día. Compañías como Salesforce.com basan la totalidad de su modelo de negocios en clientes que pagan sólo por lo que usan.

Con los anuncios de iTunes Match y Google Music he estado pensando en cómo han cambiado mis hábitos de consumo de entretenimiento en los últimos años. Por ejemplo: hace mucho tiempo no compro una película. Por qué? Porque para qué quiero comprarla si puedo alquilarla o verla vía streaming sin demoras y de forma más económica?

Comprar una película en iTunes es equivalente a alquilarla 4 o 5 veces (haga los cálculos con un DVD o BlueRay y será aún más alto). Y salvo contadas excepciones no me veo una película más de 2 veces (claro, hay ejemplos como los de mi hija que puede ver sus películas o series de tv 1,693,471 veces, pero eso es otro cuento). Pensando en por qué lo hice en el pasado me he dado cuenta que era por un tema de disponibilidad. Quería tener la película para verla cuando quisiera, donde quisiera y con quisiera sin tener que esperar.

Hoy gracias al avance tecnológico en materia de compresión y velocidades de conexión, puedo alquilar la película sin salir de mi casa (vía iTunes) y empezar a verla en menos de 2 minutos. La disponibilidad acabó con esa necesidad de poseer el producto que alguna vez tuve. Lo que invertí en comprar una película lo puedo usar en alquilar 4 o 5 diferentes.

Ya no estamos en una economía física. Estamos en una economía mixta en la que lo físico y lo virtual se mezcla. Estamos entrando cada día más a una economía digital. Y la economía digital no es una basada en la posesión sino en la disponibilidad de acceso. Servicios como Netflix o Pandora nos permiten no sólo poder disfrutar de lo que nos gusta de forma inmediata sino que además nos permiten descubrir elementos nuevos que dadas nuestras preferencias deben ser de nuestro agrado. Incluso en Europa y Estados Unidos (en ciertas ciudades) la posesión de un vehículo está transformándose gracias a servicios como Zipcar, por medio de los cuales el usuario puede tener acceso a un vehículo cuando lo necesite y donde lo necesite, lo que demuestra que el tema de acceso vs. posesión no es sólo aplicable para bienes virtuales o digitales sino para cualquier tipo de bienes.

Pagaría US$25 por año para poder oír la música que ya compré en cualquiera de mis dispositivos? De pronto, pero como un sistema de backup para cuando no tenga señal de celular. Creo que los mismos US$25 (o menos) serían mejor invertidos en sistemas que me permitan hacer streaming de música como la que me gusta, sin necesidad de poseerla física o virtualmente, cuando lo quiera y a través del dispositivo que desee.

En la mayoría de los países de nuestra región, los canales de acceso móvil a datos han venido creciendo sustancialmente y ya estamos viendo las primeras redes de 4G, con las cuales las velocidades se multiplicarán nuevamente. Con esta realidad, y con aplicaciones y servicios cada vez más robustos y especializados basados en streaming, creo que el cambio de comprar (poseer) por tener acceso (disponibilidad) se acelerará, afectando industrias que hasta hoy no han sentido un impacto y generando un efecto disruptivo en nuestro modelo económico.

La creación de nuevas industrias y negocios debe contemplar el efecto de la disponibilidad en sus productos y servicios para aprovechar los beneficios de esta revolución.

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