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Todos contra Clubhouse (y por qué no tiene futuro)

Si antes era difícil justificar la inversión (de tiempo) en Clubhouse, ahora tras los anuncios de Facebook, Twitter y Spotify no hay cómo #ByeByeClubhouse

Hace unas semana escribí por qué Clubhouse no me convencía y ahora me reitero en mi apreciación.

Sí, es medio novedoso ese modelo de audio en el que los usuarios sienten que en cualquier momento los moderadores los pueden “subir” y hacer participes de la conversación.

Es como cuando uno llamaba a 88.9 (calcule la edad del autor del post) y lo dejaban hablar por 30 segundos al aire. O el modelo que implementaron Mauricio y Simón en Bla Bla Blu en el que le dejan el final del programa a los oyentes para que sean estos los que hablan y participan.

Es super cool! Pero es fácilmente copiable. Ya Twitter y Facebook anunciaron la misma funcionalidad (y LinkedIn la está desarrollando). Las 3 tienen un esquema mucho más amplio de audiencia. ¿Puede Clubhouse competir, con su audiencia limitada, con la misma funcionalidad ofrecida por los titanes de las redes sociales? No creo, y menos sin un modelo de monetización claro.

Pero digamos que de pronto sobrevive para convertirse en un target interesante para una adquisición. Quién lo podría adquirir…. ¿Microsoft que ha estado comprando comunidades por doquier? ¿Apple? ¿Google?

Hay alguien para quien sería interesante: Spotify.

Pero, lamentablemente, el día de ayer conocimos que Spotify ha comprado Betty Labs, el dueño de Locker Room, el principal competidor de Clubhouse. No se sabe el monto de la inversión pero se sabe que la compañía, líder mundial en contenido de audio pregrabado, ve un interés especial en el contenido de audio en vivo. Y se sabe que ahondarán las capacidades de la aplicación para que “cualquiera pueda hostear conversaciones”.

Si usted, como nosotros, tuviera que escoger entre llevar a cabo sus conversaciones en una red con alcance limitado, sin posibilidades de monetización, y sin la posibilidad de llevar esa conversación a un podcast que exista eternamente, ¿lo haría? Nosotros no. Es por eso que nuestras intervenciones en Clubhouse son cada vez menores y más esporádicas a la espera de Twitter Spaces o, ahora, de que Locker Room nos muestre hacia donde va.

Fue chévere mientras te conocimos, Clubhouse. Muere en paz.

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