Tal vez aún no es la norma social, o tal vez yo no me había dado cuenta de lo que estaba haciendo hasta anoche. Veía, en compañía de algunos grandes amigos, el Super Bowl por televisión, pero al mismo tiempo sentía un fuerte llamado para leer lo que otras personas estaban comentado acerca del juego en Twitter. Justo cuando Baltimore anotó en la primera posesión tras la pausa del medio tiempo se fue la luz en el estadio y hubo un momento de confusión en la transmisión. Ahí fué donde caí en cuenta que Twitter es el mejor acompañante para ver y entender lo que esta sucediendo en el evento. Si no fuera por la red social, me hubiera tomado, como le sucedió a mis amigos, cerca de 2 o 3 minutos entender porque estaba parado el juego. Inclusive para quienes veían la transmisión americana, los comentaristas quedaron por fuera durante casi 30 minutos, y tuvieron que ir a un relleno de comentarios por un largo tiempo. En twitter, sin embargo, sabiamos exactamente que estaba sucediendo.
Pensando un poco acerca del fenómeno, recordé que fue justo por la época del Mundial 2010 en Sudáfrica, que empecé a twittear con alguna regularidad. Y que algunos de los momentos de mayor participación mía en esa red social coinciden con eventos deportivos transmitidos en vivo en los últimos dos años. Aparentemente no soy el único, anoche durante el Super Bowl, y justo en el momento de la anotación de Baltimore, alrededor de 23 millones de personas twittearon a la vez mencionando el evento.
Pero, ¿qué es lo que sucede? ¿En dónde está la conexión entre el evento y la red social? Pienso que las características inherentes de twitter lo hacen el medio ideal para el intercambio social e inmediato de lo está sucediendo. Algunos expertos ya le tienen nombre al fenómeno, lo llaman Social Viewing. El fenómeno del intercambio de información en tiempo real entre millones de personas enriquece el contenido. No solamente veo lo que veo, sino que otros me hacen caer en cuenta de lo que no había visto. La experiencia es completamente diferente para la audiencia. Es un equivalente a gran escala de lo mismo que estaba sucediendo en la sala de mi casa con mi grupo de amigos. Hay chistes, bromas, comentarios, opiniones, contenido enriquecido para todos los gustos.
Las agencias de publicidad deben haber notado este fenómeno también, pues prácticamente cada una de las famosas propagandas del evento tuvo alguna mención a la red social. Inclusive, la que fue votada como la mejor del evento, de Budweiser acerca de un potro y su amo, terminó con un concurso multitudinario en twitter para ponerle nombre al pequeño potro de la primera escena.
Diera la impresión que silenciosamente nos acercamos a la verdadera interactividad. Supongo, sin ser experto en el tema, que el valor para las agencias en términos de la retroalimentación inmediata es exorbitante. Claramente lo fue para mi anoche, en la medida en que el juego avanzaba y cambiaba el momento del juego, de ser una “goleada” para Baltimore a estar a punto de empatarse, veía como cambiaba el sentimiento generalizado. Los inicialmente optimistas y frenéticos fanáticos de Baltimore se iban silenciando, mientras los shockeados y vapuleados fanáticos de San Francisco empezábamos a tomar confianza en nuestros trinos. El volumen fue subiendo de lado y lado hasta el inesperado final en donde en el cúlmen del twitteo, unos y otros discutían acerca de una jugada dudosa que definió el juego a favor de Baltimore.
Cerca de una hora después de finalizado al juego, igual que a la salida del estadio, se seguían leyendo comentarios y reacciones del juego. Una experiencia informativa e interesante para un tech-adicto como yo. Ya había notado este fenómeno en otros evento, no solo deportivos. La próxima parada serán los Premios Oscar. Claramente no volveré a ver un juego o evento sin mi iPad al lado y siguiendo los sucesos en la pantalla grande y los comentarios en la chica. ¡Inténtelo, cambiará para siempre la manera como disfruta eventos!