Desde el inicio de la humanidad han existido unas series de discusiones que, históricamente, han sido consideradas como eternas entre la religión y la ciencia; la teoría y la práctica; el bien y el mal; y hasta cosas tan simples como “qué fue primero si el huevo o la gallina?”. Los avances de la ciencia y la tecnología han ido aclarando la mentalidad de muchos y clarificando la gran mayoría de los mitos urbanos. Algunos de los cambios han sido más lentos que otros: hay generaciones que han pasado del “burro” al “avión” o del “TV en blanco y negro” al “computador personal” (PC). Cada vez el ritmo de los avances tecnológicos es más acelerado y, mientras a las antiguas generaciones no les alcanzó la vida para ver cambios significativos en las formas de comunicación, a las nuevas no les va alcanzar la vida para terminar de entender la forma de usarlas.
Viendo las cosas desde una perspectiva más ”macro”, la tecnología siempre ha permeado varios campos como es el caso de la comunicación y, en particular, la publicidad. Por ejemplo, anteriormente cuando se necesitaba comunicar algo a un grupo medianamente grande de personas se utilizaban pregoneros que, por medio de su voz y de las habilidades histriónicas, trataban de llevar el mensaje tan lejos como las fronteras geográficas se lo permitieran. Después, los egipcios decidieron usar una tecnología como el papiro para llegar a un publico más grande; luego algunas otras civilizaciones más avanzadas y “chic” de la época como los romanos, decidieron usar “el álbum” (una superficie blanca sobre la que se escribían mensajes) para dar a conocer sus mercancías y “el Libelus”, posteriormente conocido como “cartel”.
Pero sólo hasta que a “Gutemberg” se le ocurrió la brillante idea de inventarse la imprenta, que llevó a los Almanaques y a las primeras formas de publicidad como tal, se fomentaba el consumo de productos o servicios por medio de la comunicación y las técnicas de propaganda. En este punto, la tecnología llegó a facilitarle a los mercaderes el trabajo de masificar las ofertas por medio de tales técnicas. Desde ese momento muchas agremiaciones dedicadas al comercio empezaron a depositar la confianza y sus presupuestos en los medios impresos, que han ido cambiando con el tiempo hasta llegar a la invención del periódico y las revistas.
En este momento vale la pena pensar y recapacitar (puede que Gutemberg se revuelque en su tumba con lo que voy a decir a continuación) sobre las desventajas de un medio tan antiguo como el impreso , en donde la información es tan perecedera (porque lo impreso así se queda, a menos que se imprima una nueva versión, o se cree un parche para generar la impresión de una posible actualización en el observador), que a veces tarda más en llegar a su mercado objetivo que en desactualizarse. Por lo mismo, los periódicos deben ser impresos a diario, lo cual conlleva otras desventaja desde el punto de vista ambiental: cada vez tenemos menos arbolitos para producir el oxigeno tan preciado que mantiene vivo al ser humano. Finalmente (este punto va a pegarle duro a todos aquellos a quienes no les importa el ambiente pero si el retorno de la inversión), es bastante difícil medir el alcance de los contenidos, ya que en un periódico no se puede saber a ciencia cierta, cuantas personas leyeron un determinado artículo.
Por lo mismo, para muchos gerentes y sobre todo para los de mercadeo, es necesario explorar las perspectiva del marketing digital en donde el potencial es enorme, no sólo en términos de alcances, economía, facilidad de producción y/o actualización y hasta en temas como la medición (ya que existen herramientas con la capacidad de medir e identificar el alcance de las interacciones en este tipo de medios), para poder tomar decisiones certeras sobre los esfuerzos y controlar los costos generados, con el fin de aumentar la rentabilidad, eficiencia y eficacia de un determinado proyecto). En los medios digitales se puede llegar a crear vínculos nuevos y muy valiosos, en los cuales el cliente tiene la capacidad de usar su propia voz para dar una buena referencia o para castigar las inconsistencias de un determinado producto o servicio, circunstancias estas que pueden llevarlo a la gloria o a extensas reuniones corporativas, para operarle esos tumores que están dañando u opacando la oferta de valor de su marca.
Espero que este breve análisis pueda motivar a más de uno para saber en dónde invertir los presupuestos cada vez que se quiera publicar anuncios, crear una campaña, ejecutar un estrategia de contenidos y, en general, cautivar al usuario de una manera colaborativa (medios digitales) o unidireccional (medios tradicionales en donde las interacciones entre los componentes de la comunicación son cada vez más aisladas) como, tradicionalmente, el hombre lo ha venido haciendo desde la época de los romanos.
Finalmente, vale la pena recordar que existen muchas herramientas en el mercado digital que, literalmente, “pueden hacerle la vida más fácil a usted y a su empresa”, ayudando a realizar un proceso más eficiente, sencillo y/o persuasivo: sólo basta con conocer suficientemente bien a su cliente potencial para idear la mejor manera de llegarle. Este es “un proceso largo y tendido”, en el cual el factor más importante es la capacidad de medir e identificar el alcance de sus esfuerzos para que pueda tomar decisiones basadas rigurosamente en los números. De esta manera, sólo bastaría optimizar gastos, con el fin de aumentar la rentabilidad, la eficiencia y la eficacia de un determinado proyecto.