Fue un evento – visto desde lejos porque no estuve físicamente en él – digno del que sigue siendo el mayor fabricante de dispositivos móviles del mundo y uno de los líderes en innovación y desarrollo de nuevos productos.
(Solo hay que mirar lo que nos mostró hace tan sólo 1 mes en el #CES2019 – el hogar conectado, Robots y 2 de los televisores más cool del planeta – para entender el scope tan amplio que tiene la compañía y la cantidad de desarrollos en los que está trabajando.)
Wow (por donde lo mire)
Las especificaciones técnicas de las 3 versiones del Galaxy S10 no tienen nada que envidiarle a ningún dispositivo en el mercado, el lector de huella ultrasónico parece ser descrestante, Bixby ahora habla español, alemán e italiano, el nuevo One UI es el mejor software que ha sacado la compañía en toda su historia y el Galaxy Fold dejó a más de uno boquiabierto (aunque, again, parece que nadie lo ha podido tocar y jugar con él).
…Pero…
Pero debo decir que el evento me generó un Deja Vu (bueno, en realidad 2) que me dejaron algo preocupado.
El primero tiene que ver con algo que ya Samsung hizo cuando lanzó al mercado el Galaxy S6 y S6 Edge y que no le funcionó muy bien:
Nos mostró el dispositivo que muchos querremos comprar – el Fold – pero que no podremos adquirir, porque (a) es caro (desde USD 1,980), (b) las unidades serán “extremadamente limitadas” y/o (c) no llegará a todos los países. Y nos dejó “los otros” dispositivos para que los compremos.
Igualito que con el S6 Edge. ¿Y qué pasó en ese entonces? Las ventas se cayeron.
Y el segundo me acordó del lanzamiento del iPhone XS, XS Max y XR de Apple de hace unos meses.
El Galaxy S10E, S10 y S10 Plus siguen su misma fórmula. Un dispositivo “barato” (que de barato no tiene nada, ya les hablo de eso), el “normal” y uno “agrandado” que también llegará en versión 5G (que nadie salvo los coreanos podrán usar este año).
Demasiadas opciones que sólo confunden, que ponen a la gente a dudar y que los llevan a comparar no sólo entre ellos sino con dispositivos de otras marcas (abriendo una puerta que no creo que quieran abrir por su diferencial de precios).
Dispositivos que más allá de las nuevas especificaciones no parecen tener un killer feature que haga que los usuarios de los S9, S8, S7 y S6 hagan upgrade de sus equipos, y menos por los USD 749 desde los cuales se pueden conseguir dichos equipos.
Samsung, al igual que Apple, no tuvo un buen 2018 gracias a que sus usuarios están manteniendo sus equipos cada vez más tiempo y derivado de la ardua competencia de compañías como Xiaomi y Huawei que se les están comiendo el market share.
Y es que mientras Samsung y Apple siguen subiendo el precio de sus equipos, los usuarios se quejan precisamente de ello y encuentran alternativas en las marcas Chinas.
¿Sufrirá Samsung del mismo mal que sufrió Apple con el lanzamiento de sus más recientes dispositivos?
¿Generarán tanta opciones una Paradoja de la Elección entre los fanáticos de la marca?
¿Se quedarán los clientes esperando a que el Fold baje de precio y se produzca realmente en masa (con el riesgo de entrar a competir con los demás dispositivos plegables que veremos en las próximas semanas) poniendo “en pausa” las ventas de este año?
Si el pasado nos sirve de guía la respuesta a estar preguntas es SI. A pesar de lo mucho que nos gusten los equipos (así como el S8 me pareció el mejor smartphone del mercado en su momento y el Note 9 me fascinó pero ya sabemos cómo les fue en ventas)
Me encantaría oír su opinión. Cuénteme qué cree que pasará con estos dispositivos y cómo pueden reversar la tenencia que hemos visto en los últimos años usando los comentarios de este artículo, en Facebook o en Twitter.
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